URBANISMO Y ROL DE LA LEGISLATURA EN LA CIUDAD
Por Gabriela Muzio*y Andrés Cárdenas
¿Cómo se hace política en un escenario de posverdad, donde quien se nos enfrenta recurre a la escenificación permanente, vaciando la discusión de contenido ideológico, al menos en apariencia? El Frente de Todos en la Legislatura porteña enfrenta esta disyuntiva en los últimos años ante al avance de la estrategia oficialista devoradora de recursos y tierras públicas, que favorece a grandes desarrolladores inmobiliarios e intereses concentrados.
En la Ciudad de Buenos Aires el modelo de acumulación no pasa por la soja, sino por la renta inmobiliaria. Como en todas las áreas, la concentración y la utilización del Estado para eliminar regulaciones y favorecer a los grandes capitales, generan suba de precios, desempleo para empresas y profesionales pymes, prácticas monopólicas y, como corolario general, exclusión.
En materia de vivienda, por ejemplo, la constante elevación de la capacidad constructiva de los lotes comprados a menor precio por aquellos que tienen capacidad de lobby, trae aparejado un aumento del precio del suelo que se ve reflejado no sólo en el valor de los inmuebles, sino también en los alquileres, productos y servicios ofrecidos en el entorno.
De esta suerte, no sólo aumenta la cantidad de personas que necesitan asistencia del Estado para acceder a una vivienda, sino que se eleva también el costo que el propio Estado debe pagar para asistir a esas personas.
Tal como lo viene denunciando Proyectar Ciudad, a modo de balance en planificación urbana, solo en los últimos seis años, la gestión de Horacio Rodríguez Larreta dispuso la venta de cerca de 100 hectáreas de tierra pública para la construcción de grandes emprendimientos privados, además de impulsar cuestionados convenios urbanísticos en toda la Ciudad, otorgando excepciones a las normas al mejor postor, en una ciudad con déficit habitacional y escasez de espacios verdes, jardines de infantes y escuelas. En el caso puntual de Costa Salguero, miles de porteños y porteñas se opusieron a la iniciativa de venta en una audiencia pública récord y con más de 50 mil firmas pidiendo un parque público, pero desde el oficialismo siguen determinados a desoír los reclamos.
NUEVA AGENDA URBANA Y PROPUESTAS REALES
Se han dado de manera reciente cuestionamientos hacia los bloques de la oposición parlamentaria en la Legislatura porteña. Críticas fáciles, en las que se alternan posturas de derecha e izquierda de manera aparentemente coherente y combinan con habilidad sofística argumentos sin comprobación, acusando a dicha oposición de falta de estudio de lo que sucede en CABA y en otros lugares, falta de propuestas ante la “Nueva Agenda Urbana”.
Este artículo busca ahondar en lo hecho por el Bloque del Frente de Todos, reflexionar sobre el futuro y seguir contribuyendo a la construcción de una alternativa para la Ciudad de Buenos Aires. Para esto, intentaremos responder preguntas tales como: ¿cuáles han sido y qué formato han adoptado las propuestas? ¿Qué lugar tienen las experiencias de otras ciudades del mundo? ¿Es la Nueva Agenda Urbana una especie de libro sagrado al que hay que adherir sin pensamiento crítico ni creatividad alguna?
Comencemos por decir que la Nueva Agenda Urbana es un documento aprobado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Vivienda y el Desarrollo Urbano Sostenible, y refrendada por la Asamblea General de la ONU, y que como su propio prólogo lo indica, “representa un ideal común para lograr un futuro mejor y más sostenible, en el que todas las personas gocen de igualdad de derechos y de acceso a los beneficios y oportunidades que las ciudades pueden ofrecer, y en el que la comunidad internacional reconsidere los sistemas urbanos y la forma física de nuestros espacios urbanos como un medio para lograrlo”.
Ahora bien, ¿cómo se plasman dichos objetivos en los distintos territorios? ¿Qué lugares institucionales ocupa nuestra fuerza en la Ciudad de Buenos Aires y cuáles son sus incumbencias y herramientas? ¿Cuáles son las políticas concretas que “sí tendrían Nueva Agenda Urbana”?
Nos viene a la memoria un texto del Centro Latinoamericano para la Administración para el Desarrollo (CLAD) que al analizar el legado histórico de la administración pública latinoamericana, dice: “Otra marca de la trayectoria administrativa de la región fue la adopción de una postura de imitación de propuestas originadas en otros países o en organismos internacionales. Obviamente que es necesario aprender de las experiencias que se dieron en otros lugares, poniéndose al tanto de las principales novedades de la administración pública en el plano internacional. El problema, en este ámbito, fue la incorporación pasiva de fórmulas extranjeras sin el debido cuidado de adaptar tales instrumentos a la realidad local. Muchas veces los modelos propuestos venían de estructuras políticas, económicas, sociales y culturales muy distintas, y se las recibía como una respuesta salvadora que no admitía reparos ni reformulaciones. Eran “soluciones en busca de problemas”[1], desconocedoras del contexto específico y heterogéneo que caracteriza la región y, por ello, tuvieron un efecto sólo superficial sobre un legado administrativo más profundo.”
Conociendo esta situación, creemos que las soluciones a nuestros problemas deben surgir de un análisis profundo e interdisciplinario, que parta desde una perspectiva propia. Sabemos también que, probablemente, muchas de las soluciones que implementemos no tendrán un antecedente concreto en el extranjero, sino que serán tan únicas como nosotros mismos.
De ninguna manera esto quiere decir que no haya que mirar lo hecho antes por otros, pero sí que nuestra coyuntura requiere de convicciones políticas, mentes abiertas y cabezas soberanas, además de formadas, para encarar creativamente las dificultades que presenta la gestión de nuestra Ciudad desde la perspectiva del peronismo.
Por otra parte, creemos que no resulta posible elaborar políticas de planificación territorial efectivas sin pensar conjuntamente en la resolución de problemas básicos de desigualdad, tales como el empleo. ¿Quiénes necesitan trabajo en la Ciudad? ¿Qué formación y/o experiencia tienen? ¿Qué fuentes laborales debemos generar para ellos? ¿Tienen vivienda? ¿En qué condiciones habitan? ¿Dónde viven? ¿Qué ventajas comparativas tiene ese sector de la Ciudad respecto de otros? ¿Cómo potenciarlas?
Es este tipo de preguntas el que sirve como disparador para el diseño de políticas urbanas que no sólo cambien la fisonomía de nuestra Ciudad -lo que podríamos denominar “el decorado”- sino que también transformen la vida de quienes habitan en ella. En esta materia resulta un buen recordatorio aquella frase que dice que la política es con la gente adentro.
EL RECORRIDO DE LAS LEYES: MUCHO MÁS QUE UNA VOTACIÓN
La escena más típicamente conocida de lo que sucede en ámbitos legislativos es la del recinto en el instante de la votación. Es verdad que se trata de la escena culminante de la democracia, pero existen un montón de otros momentos, que constituyen la labor diaria del Poder Legislativo. Entonces, ¿son las leyes que logran ver la luz la única realidad política de este Poder? Podemos responder que representan el motivo mismo de su existencia desde el punto de vista institucional, pero ¿son todo lo que el Poder Legislativo tiene para aportar a la construcción política en nuestro distrito?
Cuando un proyecto arranca su camino para convertirse en ley, declaración o resolución, debe ser primero discutido en las comisiones respectivas. Existen en la Legislatura de la Ciudad: 26 comisiones permanentes, 7 especiales y 2 juntas. De acuerdo a la temática, se establece a priori qué comisión o comisiones deben analizar el proyecto. Su tratamiento por dichas comisiones puede suceder por separado o en casos excepcionales, simultáneamente, en una o varias reuniones conjuntas. Luego de la discusión, los y las diputadas que conforman la comisión respectiva expresan su opinión a través de dictámenes. Estos dictámenes pueden adherir al texto propuesto tal como está, introducir modificaciones, pedir que el proyecto vuelva a la comisión respectiva para seguir siendo debatido o solicitar directamente su archivo en el caso de tener diferencias insalvables. Todas estas posturas deben ser fundamentadas. De acuerdo a la cantidad de firmantes respecto del número total de integrantes, los dictámenes suelen denominarse “de mayoría” o “de minoría”.
Luego de finalizada la discusión en las comisiones, se publica un despacho, que constituye el texto que va al recinto a ser considerado. Este despacho contiene el texto del dictamen de comisión. De existir un dictamen de minoría, lo incluye también. Al momento de la votación, se somete a debate en primera instancia el despacho de mayoría. Si éste obtiene los votos necesarios –que es lo habitual- queda aprobado. De no suceder esto, se pone a votación el despacho de minoría.
En el proceso de construcción de una ley existen entonces, reuniones de comisión en las que participan diputados y diputadas, asesores y asesoras, y también organizaciones del territorio, comuneros y comuneras, ciudadanos y ciudadanas, ONG´s, consejos profesionales, entidades académicas, etc. En esas reuniones, se discute, se comparte, se construye conocimiento colectivo y también se dan alianzas tácticas y estratégicas. Se confeccionan, como se ha dicho, dictámenes de mayoría y minoría con fundamentos políticos y técnicos, donde se aportan datos estadísticos, posturas ideológicas, tendencias académicas, entre otros muchos aspectos de cada cuestión. Contienen también, propuestas alternativas en formato de proyectos o expresadas dentro de los considerandos previos.
Todos estos elementos, que tal vez no llegan a tener la difusión pública que finalmente tiene la sanción de una Ley, constituyen fuentes de información, elementos de militancia y formación para compañeras y compañeros, pasos en la comprensión de los temas. También sirven como como herramientas de reclamos y reivindicaciones.
Tal es el caso de los dictámenes presentados por nuestra fuerza al momento de discutir varios proyectos que el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta presentó en el año 2018 para la Villa 31. Estos dictámenes, firmados por los integrantes del entonces Bloque Unidad Ciudadana Paula Penacca, Mariano Recalde, Javier Andrade y Carlos Tomada, fueron tomados como propios por las y los habitantes de la Villa 31, transformándose en referencia para su lucha. Otro tanto sucedió con las denuncias que los integrantes del Frente de Todos en la Comisión de Planeamiento Urbano Javier Andrade, Claudia Neira y Matías Barroetaveña hicieron en ocasión de la propuesta de convenios urbanísticos por parte del Ejecutivo porteño, en la que se otorgaban excepciones a las normas a cambio de prestaciones dinerarias.
Los ámbitos parlamentarios se caracterizan por la necesidad constante de discusión y diálogo en la búsqueda de acuerdos. Las leyes, resoluciones y declaraciones emanadas del Cuerpo sólo salen por mayoría y esa mayoría, en la mayor parte de los casos, solo se alcanza por consenso. Eso es especialmente así en el caso de las cuestiones más importantes, que requieren de mayorías agravadas, más difíciles de construir. Por ejemplo, la venta de ciertos inmuebles o la concesión de los servicios públicos.
En la Ciudad de Buenos Aires, desde hace catorce años gobiernan el PRO y sus fuerzas aliadas. A partir de diciembre de 2015, este espacio pasó a gestionar simultáneamente el gobierno nacional, el de la Provincia de Buenos Aires y el porteño. En esta última, el oficialismo y sus aliados pasaron a tener mayoría propia. Esto no fue así sólo en cuanto a las bancas, sino también en la conformación de las comisiones de la Legislatura, lo que significó no sólo que no llegaran a votarse la mayoría de los proyectos de la oposición, sino que ni siquiera se discutieran, ya que no llegaban al temario. En las elecciones de 2021 nuestra fuerza quedó conformada por 19 bancas, lo que significó un gran crecimiento. La situación en el recinto de votaciones ha mejorado, pero no lo suficiente como para equilibrar la balanza a favor del diálogo y la búsqueda de consensos entre los distintos espacios políticos que conviven en la Ciudad.
Cuando la mayoría, en virtud de los votos obtenidos por la fuerza dominante en las elecciones generales o por alianzas construidas coyunturalmente, está garantizada, se plantea un escenario difícil que nos obliga a hacer un ejercicio de reflexión política, a evaluar nuestras posibilidades y el rol histórico e institucional que queremos jugar.
EL DESAFÍO EN LA LEGISLATURA Y EL TERRITORIO PORTEÑOS
No es lo mismo dar testimonio que ser testimoniales.
Néstor Kirchner dijo en su recordado discurso de asunción en 2003: “Me sumé a las luchas políticas creyendo en valores y convicciones a los que no pienso dejar en la puerta de entrada de la Casa Rosada. No creo en el axioma de que cuando se gobierna se cambia convicción por pragmatismo” e insistió en muchas oportunidades en preguntarnos para qué estábamos en política y en que no era para ser testimoniales. Con estos conceptos marcó a fuego a todas y todos los militantes del campo nacional y popular.
Ahora bien, ¿qué es ser testimonial o no serlo? Más específicamente, ¿qué es no ser testimonial para una fuerza de la oposición local en un contexto en el que el adversario posee la mayoría casi automática? ¿Cuál es además, el rol de un bloque parlamentario de oposición en un escenario de posverdad, donde quien se nos enfrenta recurre a la escenificación permanente, vaciando la discusión política y haciendo de la participación ciudadana sólo un espectáculo controlado y no un hecho político efectivo? ¿Cómo intercambiar realmente ideas constructivas si desde el oficialismo sólo se pronuncian palabras políticamente correctas, que no habilitan el debate y ocultan intenciones cuestionables?
La Ciudad de Buenos Aires es un territorio muy particular, generalmente adverso en las elecciones locales al peronismo, que desde el establecimiento de su autonomía no ha tenido la oportunidad de gobernarla.
Por otra parte, incluso cuando en décadas anteriores el Intendente Municipal era designado por el Poder Ejecutivo Nacional, las experiencias en materia de planificación urbana tuvieron resultados disímiles que, a la luz de los desafíos que presenta hoy la gestión de la Ciudad y la experiencia aquilatada por nuestros y nuestras dirigentes, militantes territoriales, técnicos y técnicas, merecen ser revisadas.
Es decir que, desde la autonomía y en el marco de los desafíos recientes en la gestión de las ciudades en general y de la nuestra en particular, no ha habido un programa de gobierno que pudiera concentrar una planificación territorial que plasmara fielmente la doctrina peronista. Resulta imperiosa su formulación, que debe incorporar no sólo el ideario de nuestro Movimiento, sino las recientes experiencias que en materia de gobierno nuestra fuerza ha sostenido tanto a nivel nacional como provincial y municipal.
En ese sentido, llevamos recorrido un camino de aprendizaje y reflexión política en torno a la gestión territorial de la Ciudad que nos ha transformado en el principal espacio de referencia de todos aquellos ciudadanos y ciudadanas que no acuerdan con el modelo de Ciudad planteado por Juntos por el Cambio que se caracteriza en la acumulación que da la renta inmobiliaria. Nuestra tarea incluyó la difusión de conceptos y dinámicas relacionadas, tales como la gentrificación, la conformación del precio del suelo, la financiarización del mercado de la vivienda y su utilización como bien especulativo.
Por otra parte, a través del análisis de los grandes temas, como los nuevos códigos Urbanístico y de la Edificación o la actualización del Plan Urbano Ambiental, hemos logrado delinear y expresar por escrito, una idea alternativa de Ciudad que abarca desde los procesos para la construcción de las propuestas hasta lineamientos para la distribución territorial de las actividades económicas y su vinculación con la red de transporte. Baste como ejemplo el dictamen de minoría elaborado en ocasión de la discusión del nuevo Código Urbanístico, que consta de 170 páginas donde se desarrollan estos y otros temas.[2]
Lo mismo sucede con la distribución de las densidades en torno a esa red de transporte público y con la reurbanización de los barrios populares, donde acompañamos a vecinas y vecinos en la defensa de una planificación con regularización de dominio, en el marco de una gestión asociada entre gobierno, ciudadanos y ciudadanas como única garantía de éxito en la gestión.
Actualmente estamos viendo algunos frutos del trabajo realizado. La estrategia inmobiliaria oculta detrás de las políticas de desarrollo urbano del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta resulta ahora visible para una gran cantidad de porteños y porteñas que comienzan a denunciarla y organizarse para rechazarla.
Es claro que resta trabajo por hacer, pero nos encontramos frente a la oportunidad de profundizar nuestra lucha y fortalecer nuestra posición. Muchos porteños y porteñas están viendo ahora en sus propios barrios los resultados de estas políticas, en especial los efectos reales de un Código Urbanístico que les fuera presentado engañosamente por el Gobierno de la Ciudad como respetuoso de la identidad barrial y la calidad de vida. Esto hace que muchas personas que votaron al oficialismo se encuentren descontentas. Se trata, como dijimos, de una coyuntura de oportunidad a nivel local.
Poseemos un equipo interdisciplinario de compañeras y compañeros especializados en las distintas áreas involucradas. Nos embarcamos en una profunda discusión acerca de la Ciudad que queremos. Reflexionando, denunciando, proponiendo. Con la profunda convicción de que, más allá de la adversa coyuntura en que se da la discusión, es necesario dar voz a los reclamos de las y los ciudadanos, acompañar a quiénes militan en el territorio todos los días, generar conocimiento colectivo, dejar testimonio, verificar archivos, alcanzar consensos, y aprender juntos.
Como integrantes de una fuerza política con más de setenta años de historia y profunda vocación de lucha y transformación, damos día a día un profundo debate sobre un modelo de Ciudad más justa e inclusiva, una urbe inserta no sólo en el Área Metropolitana, sino capital de un país socialmente justo, económicamente libre y políticamente soberano.
Estamos convencidos, además, de que esta construcción paulatina es nuestra mejor contribución a la realización del sueño colectivo de gobernar esta Ciudad para hacerla mejor.
* Arquitecta (FADU-UBA). Integrante del equipo de asesoras y asesores en Planificación Urbana del Bloque Frente de Todos, Legislatura de la CABA. Miembro del Colectivo de Arquitectas en Defensa de las Tierras Públicas.
[1] Lo resaltado es propio.