Sin respuestas para el sector Pyme
Un sector en crisis
El sector Pyme de la Ciudad de Buenos Aires atraviesa una prolongada recesión. Los últimos datos de actividad disponibles, al tercer trimestre de 2018, ya mostraban una caída interanual del 2% en la actividad económica de CABA[1]. Mientras aún se espera la publicación de los datos al cierre de 2018, el INDEC dio a conocer las cifras del producto bruto interno, que anticipan un agravamiento del cuadro. En el cuarto trimestre de 2018, la actividad económica del país fue un 6,2% menor al cuarto trimestre de 2017, bajo el peso de una contracción del 9,5% en el consumo privado.
En las principales arterias comerciales de la Ciudad se extiende el paisaje de persianas bajas y carteles de liquidación final. El último informe de ocupación comercial publicado por el Centro de Investigación Pyme (CIPBA – FECOBA) reveló un incremento de los locales vacíos en el último semestre, de 2095 a 3200 sobre una muestra de 21.940 locales[2].
Pero la crisis del comercio minorista es sólo la punta del iceberg de la recesión Pyme. Por debajo de los locales vacíos se acumulan los problemas: aumentos de costos de insumos, menor volumen de ventas, mayor carga de los intereses financieros y quiebre de la cadena de pagos. A modo de referencia de la magnitud de la crisis, el salto del dólar de $20 en abril a $24 en mayo y $39 en agosto de 2018 provocó que hubiera un millón de cheques rechazados. El promedio de cheques rechazados en 2018 terminó siendo un 67% mayor que el año anterior.
[1] Indicador Trimestral de la Actividad Económica, Dirección General de Estadísticas y Censos – GCBA
[2] http://fecoba.org.ar/adjuntos/Resumen-relevamiento-ocupacion-de-locales-enero-2019.pdf
El Gobierno de la Ciudad sigue sin dar respuestas a esta situación. Durante los últimos doce años, las gestiones de Macri y Larreta han desmantelado las políticas de desarrollo económico de sus antecesores, haciendo de las rebajas impositivas en los Distritos Económicos la principal forma de incentivo a la actividad económica (medidas que incluso se están revirtiendo por el poco margen fiscal que dejan el Pacto Fiscal y el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional). El Distrito Tecnológico de Parque Patricios, considerado como el caso emblema de esta política por el propio gobierno, es elocuente sobre la situación actual del sector, que evalúa sus condiciones actuales tan comprometidas como en durante la crisis de 2009.
Resulta sintomático que un 43% de las empresas de este sector declaren que el principal efecto de la devaluación fue la caída de sus ventas. Sumado al 28% que declara como efecto el costo de insumos y al 17% que manifiesta otros problemas financieros, se encuentra que el 88% se enfrenta a una peor situación desde la devaluación, mientras que sólo el 12% mejoró sus exportaciones.
La importancia sistémica del Sector Pyme
La coyuntura del Sector de Servicios Informáticos revela dos aspectos sobre la situación de las Pymes. El primero, que las políticas de rebajas impositivas de por sí son insuficientes en comparación a la magnitud de la crisis, dados los problemas de un sector que se enfrenta a problemas de mayores costos y menores ventas. El segundo, que el sector informático es uno de los pocos sectores con pymes con capacidad de realizar exportaciones. Sin embargo, luego de la devaluación la coyuntura del sector no mejoró, sino que se agravó notoriamente. Considerando eso, ¿cómo estarán afrontando la recesión actual las pymes de sectores menos privilegiados, como la industria manufacturera o el comercio minorista?
De hecho, la cantidad de Pymes en la Ciudad de Buenos Aires ya se había reducido durante 2017, durante el mejor momento del modelo económico macrista, con una caída agravada en las microempresas, de hasta 9 empleados. La reducción de 1789 empresas en CABA entre 2017 y 2016 se explica porque hubo 1767 microempresas registradas menos.
La magnitud del sector Pyme para la Ciudad muestra su importancia sistémica, que exige medidas más sustanciales que rebajas impositivas selectivas. De acuerdo con datos de la Encuesta Anual de Hogares de 2017, hay 634.105 personas que trabajan en pequeñas y microempresas[1], lo cual representa un 53% de la población ocupada en el sector privado y un 40% de la población ocupada total. Sin medidas de apoyo relevante al sector, la mitad de los puestos de trabajo del sector privado están en riesgo.
[1] Considerando en este caso establecimientos del Sector privado con 2 a 40 personas.
La falta de respuestas de Gobierno de la Ciudad
A pesar de la relevancia insoslayable de las Pymes para la Ciudad, el gobierno de Larreta sigue sin dar respuesta a las necesidades del sector. Por una parte, se advierte que durante 2019 se prolongará la quita de subsidios a las tarifas de servicios públicos, lo cual tiene tanto un impacto en los costos de las Pymes, en el caso de tarifas comerciales, como en el ingreso disponible de sus clientes, en el caso de las tarifas residenciales. Cabe destacar que a partir del 01/03/2019, la Ciudad, la Provincia de Buenos Aires y la Nación firmaron un convenio para traspasar la jurisdicción de las distribuidoras de energía eléctrica que sirven al área. Es decir que el GCBA tiene la capacidad de incidir en la regulación de la tarifa de la energía eléctrica, en el marco del proceso de traspaso de Edesur y Edenor.
Por otra parte, el presupuesto 2019 de Larreta es un presupuesto de ajuste. Con una inflación promedio estimada del 41,5% para todo el año, los $327 mil millones de pesos que la Ciudad gastará representan una caída real del 8,3% respecto al año pasado. El gasto público se reduce justamente en el contexto de crisis, poniendo mayor peso a los problemas de caída en las ventas que enfrentan las Pymes.
Este ajuste fiscal de Larreta se debe en buena medida a la política de recortes impositivos que la Ciudad viene implementando desde que adhirió al denominado “Pacto Fiscal”. En un gesto de obediencia ciega de Larreta a Macri, la Ciudad se apresuró a firmar una rebaja en las alícuotas de Ingresos Brutos en diversas actividades, que representarán una caída en la recaudación por $7.000 millones en 2019, de acuerdo con la estimación de la Administración General de Ingresos Públicos de la Ciudad (AGIP)[1].
Pero la adhesión al Pacto Fiscal, lejos de ser un alivio para las Pymes (por el efecto que tendrían las rebajas impositivas), incluso agrava los efectos de la recesión sobre el sector. Esto se debe a que mientras se reducen los impuestos a la actividad agrícola (irrelevante en CABA), al transporte, a los bancos y a las compañías de telefonía, las alícuotas de sectores donde predominan las Pymes se incrementan. Los comercios Pyme pagaban un 3% de Ingresos Brutos hasta 2018 y este año comienzan a pagar un 5%; los restaurantes y hoteles, que pagaban un 1,5%, este año pagarán un 4,5%.
Además, la modificación de alícuotas quitó la diferenciación por niveles de facturación que protegía a la competitividad Pyme. Antes de Pacto Fiscal, un almacén pagaba 3% de IIBB y un supermercado pagaba un 5%. Ahora los dos pagarán la alícuota del 5%. Lo mismo ocurre con la hotelería (se grava a las cadenas hoteleras en igual proporción que a hoteles familiares), la construcción (grandes constructoras vs. pymes) y la industria manufacturera. De acuerdo con los datos del Ministerio de Producción de la Nación, esos tres sectores concentran 63 mil Pymes, la mitad de las Pymes de la Ciudad (dato 2017). Si el Gobierno de la Ciudad consideraba que las rebajas impositivas surtían algún efecto sobre la competitividad, la realidad de sus medidas apunta exactamente en el sentido contrario: castigar a las Pymes con mayores alícuotas.
A este panorama se añaden otras dos medidas que hasta ahora no han recibido suficiente atención por parte de la prensa. Una de ellas es la homologación de las categorías del Régimen Simplificado AGIP a las del Monotributo AFIP, lo cual ha recargado más el peso de la contribución fiscal sobre los cuentapropistas. Los contribuyentes del Régimen Simplificado con menores ingresos (hasta $108 mil pesos en el año) pagarán en 2019 una cuota impositiva de $3240, cinco veces mayor a la que pagaban en 2017 ($540). Mientras se reducen los impuestos que pagan las grandes empresas, la AGIP ha incrementado los impuestos a pequeños contribuyentes por encima de la inflación.
La otra medida que el Gobierno de la Ciudad implementará en 2019 es la Declaración Simplificada de AGIP, por medio de la cual la autoridad fiscal imputará automáticamente, bajo un método de renta presunta, la base imponible de los contribuyentes de la actividad comercial. Si bien la incorporación de nuevas tecnologías y el avance de la registración son principios valorables, no deja de notarse el hecho de que existan pocos mecanismos para que los comercios revisen la base imponible asignada por la AGIP y que la medida se implemente en un contexto de recesión y aumento de alícuotas impositivas para las Pymes. Como resultado de esta política, las Pymes comerciales pagarán más tanto por una mayor base imponible como por una mayor alícuota.
Un nuevo no-anuncio
En este contexto, Larreta anunció una serie de medidas de “alivio” a empresas Pyme. En líneas generales, se trata de un no-anuncio: son medidas que ya estaban vigentes y que se vuelven a anunciar.
Además de haber generado una falsa expectativa, las supuestas “medidas de alivio” disimulan los sucesivos castigos que el sector Pyme viene sufriendo. La naturaleza de las medidas es solamente de alivio financiero: demoran el pago del impuesto de ingresos brutos (IIBB) y quitan presión sobre su flujo de efectivo, pero no mejoran significativamente su margen de ganancia ni su competitividad.
En concreto, las medidas son una prórroga a la eliminación del SIRCREB para Pymes de baja facturación, un re-anuncio de los planes de financiamiento de deudas y un re-anuncio del límite de ingresos bajo el cual las nuevas Pyme no pagan Ingresos Brutos.
La prórroga a la eliminación del SIRCREB abarca a empresas con facturación menor a $15 millones anuales en 2018[2]. Es una medida que ya regía desde el 01/09/2018 y solamente se la renovó actualizando el tope de facturación pyme por la inflación. El SIRCREB es el sistema de recaudación por el que los bancos debitan el pago de impuestos directamente de la cuenta de la firma contribuyente, en lugar de que ésta realice los pagos. La recaudación de IIBB por este medio ya se encontraba en niveles históricamente bajos, por lo cual su bajo alcance se ve aún más limitado.
[1] https://www.lanacion.com.ar/economia/para-sostener-pymes-ciudad-anuncio-medidas-alivio-nid2230783
[2] Además numerosas operaciones específicas también se excluyen del régimen, ya sean Pymes o no (por ej.: créditos por exportaciones, por venta de dólares, por término de plazos fijos, bonificaciones bancarias, ventas de inmuebles, pagos de siniestros de seguros entre otros)
Generalmente los contribuyentes en el padrón de SIRCREB son aquellos con mora, con deficiencias en su declaración o con un seguimiento especial por parte de la AGIP. Pagar por débito los impuestos implica para las firmas un costo financiero mayor que pagarlos al vencimiento o financiarlos.
Como parte de las “medidas de alivio”, también se anunció un nuevo plan de facilidades de pago. A diferencia de planes anteriores, no tendría tope en el monto a financiar. Según la información periodística, el plan podría ser por hasta 60 cuotas y no se dieron a conocer los detalles, pero no se advierte en qué medida hay beneficios adicionales a los ya vigentes en la actualidad, más allá de la eliminación del tope[1].
La última “medida de alivio” es el anunció de la exención de IIBB para nuevas Pymes, algo que ya rige desde hace seis años. En rigor, la Ley 4064 de Régimen de Promoción para las Nuevas Empresas establece el mecanismo, por el cual las Pymes en su primer año de actividad reciben una exención de IIBB del 100% y en el segundo, del 50%. El tope de facturación de las Pymes que aplican a la medida se actualiza todos los años mediante la Ley Tarifaria, que en el 2019 (Ley 6067) había aprobado, en su artículo 68, la actualización del monto tope de facturación para aplicar al beneficio en $2.145.000. El anuncio de Larreta no hace más que reiterar las condiciones de la ley tarifaria ya aprobada.
Conclusión. Las Pymes necesitan otro camino
Desde que comenzó el modelo económico macrista, las pequeñas y medianas empresas de la Ciudad han mostrado un deterioro en su situación. Este cuadro se agravó por la crisis cambiaria aún no resuelta, lo cual llevó a la economía a entrar en una espiral descendente de recesión. El aumento de costos y la caída de las ventas exponen al sector a una coyuntura extremadamente delicada, en la que incluso las Pymes del sector informático manifiestan dificultades y expectativas negativas, lo cual revela una situación aún más grave para la mayoría de las Pymes del comercio, la hotelería, la gastronomía y la industria.
La adopción de medidas enérgicas de respuesta a la crisis no sólo se justifica por la situación del sector. También es importante considerar su relevancia sistémica. 1 de cada 2 puestos de trabajo del sector privado en la Ciudad dependen de empresas con menos de 40 personas.
Sin embargo, la política del gobierno de Larreta no acierta en dar respuestas al sector. Luego de doce años de una política de desarrollo económico reducida a la formación de Distritos mediante rebajas impositivas, el Gobierno de la Ciudad se muestra desprovisto de herramientas para apoyar la actividad de las pymes. Bajo su jurisdicción está la posibilidad de dar un marco de expansión a las ventas mediante el impulso fiscal, ofrecer líneas de crédito preferenciales del Banco Ciudad, regular la política tarifaria, potenciar la actividad mediante el sistema de compras públicas y fomentar la transferencia tecnológica con universidades y agencias científicas para mejorar la competitividad.
Ninguna de esas medidas está dentro de la agenda del gobierno de Larreta. Por el contrario, el contexto del acuerdo con el FMI y la adhesión al Pacto Fiscal que promueve el gobierno de Macri han acotado aún más su capacidad de formulación de políticas. Obligado a ofrecer rebajas impositivas a las grandes empresas, el gobierno de Larreta incluso ha incrementado el cobro de impuestos a las Pymes y cuentapropistas sin ninguna consideración por su situación económica.
En este contexto, lo único que el Gobierno de la Ciudad parece capaz de hacer es volver a anunciar medidas ya implementadas, que sólo contribuyen marginalmente a reducir el peso de los costos financieros sobre la actividad. La magnitud de la crisis y la importancia del sector ameritan otra clase de políticas.
[1] https://www.agip.gob.ar/impuestos/ingresos-brutos/planes