newsletter nº7 – El foco en los más vulnerables, la desprotección y la precarización laboral
Continúa el avance del Covid-19 en el distrito con mayor presupuesto del país, no obstante la situación en los barrios vulnerables resulta cada vez más compleja y preocupante. En los últimos días murió otro referente social de la Villa 31 y suman más de 2993 los infectados en las villas porteñas, donde se concentra el principal foco activo del coronavirus.
Si de abandono hablamos, debemos reiterar la desprotección que padecen las trabajadoras y los trabajadores de la salud, a quienes el Gobierno de la Ciudad continúa sin garantizarles los insumos necesarios para poder hacer frente a la pandemia y atender a los pacientes de manera segura.
Sin embargo, los y las profesionales advierten sobre la inseguridad a la hora de trabajar puesto que el gobierno porteño dispuso que trabajadores no esenciales pasen a formar parte del programa “Servidores Públicos” a quienes no sólo no tienen conocimiento de las tareas que les fueron reasignadas sino que, además, no cuentan con elementos de protección e higiene fundamentales.
En paralelo a esta crisis sanitaria se suma una tragedia que venimos señalando desde hace tiempo. Durante la cuarentena se duplicaron los llamados denunciando hechos de violencia de género. Sin embargo a la falta de políticas integrales destinadas a la prevención, se le suma la precarización de las trabajadoras de la línea 144, a cargo de la Ciudad.
EL FOCO EN LOS BARRIOS VULNERABLES
Como hemos remarcado hace varias semanas, la Ciudad de Buenos Aires concentra más de la mitad de los casos totales de coronavirus en la Argentina y, en el distrito con mayor presupuesto del país, las villas ocupan el principal foco activo de avance del Covid-19. La proporción es del 40,6% de incidencia de los casos totales, pese a que la población de barrios vulnerables representa solamente el 10% del total de habitantes porteños.
Desde que Mauricio Macri comenzó a gobernar la Ciudad en 2007, tanto para él como para Horacio Rodríguez Larreta las políticas públicas destinadas a las villas han sido, como mínimo, confusas. Como consecuencia, hoy sus habitantes deben enfrentar la pandemia en condiciones muy precarias y sin los recursos básicos necesarios.
Si se analizan las cifras y el crecimiento en particular en esos barrios, se confirma que los focos no están en los puntos de mayor densidad de la Ciudad. la propagación del virus y la expansión de contagios se da en los núcleos de mayor hacinamiento, donde las malas condiciones de vida de un sector específico de la población resultan determinantes en la conformación de la curva de casos.
Nos preguntamos hoy, con el estallido de la pandemia, a dónde fueron los endeudamientos, los presupuestos millonarios, la superposición de ministerios, secretarías y distintos organismos. Lo único que observamos son las consecuencias de la desatención estatal, la indiferencia, el maltrato y la estigmatización social. Sin perder de vista los negocios hechos en pos de “urbanizar” y “mejorar la vida” de los vecinos y vecinas.
DESPROTECCIÓN A TRABAJADORES EN LA PRIMERA LÍNEA DE FUEGO
Pese a que hace más de un mes la Justicia ordenó que el Jefe de Gobierno Rodríguez Larreta entregue elementos de protección en los hospitales, los técnicos y profesionales de la salud continúan atendiendo con barbijos de mala calidad, camisolines que muchas veces no son hidrorepelentes, máscaras, alcohol en gel, jabones o papel higiénico comprados con dinero de su propio bolsillo.
Al respecto, legisladores porteños han denunciado un profundo abandono y falta de insumos en los hospitales porteños, alertando, además, por la extrema preocupación sobre el Hospital Ramos Mejía, donde -como en otras instituciones públicas de la ciudad-, la población hospitalaria sufre hacinamiento y los pacientes con Covid-19 no son aislados como corresponde y no existe ningún protocolo sanitario.
Como si no fuera suficiente, a través de un decreto Rodríguez Larreta dispuso que trabajadores no esenciales sean reasignados para formar parte del programa “Servidores Públicos” para afrontar la pandemia. Sin embargo, preocupa significativamente la falta de formación y elementos de protección e higiene para los agentes estatales.
De este modo, trabajadores del área de cultura, por ejemplo, que no cumplen tareas esenciales ni están formados para afrontar una emergencia sanitaria, deben salir ahora a la calle a realizar otras tareas. Por tal motivo, advierten sobre el desconocimiento que tienen y los riesgos a los que se someten, pidiendo en cambio sumar profesionales específicos para tareas específicas.
DENUNCIAS POR VIOLENCIA DE GÉNERO Y PRECARIZACIÓN A TRABAJADORAS
Las trabajadoras que atienden la línea 144 destinada a asesorar a las mujeres que sufren violencia de género, debieron hacer un paro para denunciar no sólo la flexibilización que padecen con salarios bajos, desactualizados y contratación tercerizada, sino también el pago de sueldos a destiempo y la falta de presencia del Estado respecto a la gravedad de la problemática.
Mientras los llamados por casos de violencia de género se duplicaron, el Gobierno porteño continúa sin atender una demanda generalizada. Este reclamo lo acompañó la oposición desde la Legislatura, sumando una serie de propuestas de programas de asistencia y ayuda alimentaria para las víctimas.
Por ahora, la Directora General de la Mujer de la Ciudad, Agustina Ciarletta, sostiene las mismas herramientas previas a la pandemia y sólo se ha circunscripto al protocolo presentado a nivel nacional.
Consideramos fundamental profundizar la difusión de las herramientas en materia de asistencia a las víctimas de violencia de género y también de la excepción de salir para realizar denuncias y pedir ayuda.
Ya veníamos advirtiendo que en la Ciudad faltan políticas integrales y presupuesto para estar a la altura de estas cifras. La Dirección General de la Mujer recibe una partida presupuestaria excesivamente menor que por ejemplo lo que se destina para la reparación compulsiva de veredas. Asimismo, apenas se cubre con un Centro Integral de la Mujer (CIM) por comuna y algunos son de gestión asociada, es decir que el Estado terceriza estos espacios de atención y no coordina un criterio de atención homogéneo.
En la Ciudad funcionan sólo tres refugios, pero sólo el refugio “Mariquita Sánchez” es específico para mujeres en situación de violencia de género, que brinda alojamiento transitorio y seguro para mujeres que atraviesen una situación de violencia de alto riesgo en sus hogares.
EN EL FONDO, SIEMPRE ESTÁN LAS PRIORIDADES
Hoy las víctimas de violencia de género más que nunca necesitan acompañamiento desde las primeras consultas o denuncia, pero fundamentalmente requieren de la articulación del Estado con estos espacios, la línea de atención telefónica 144 y los organismos que funcionan en la Ciudad.
Mientras las porteñas y los porteños enfrentan una emergencia sanitaria sin precedentes, el Gobierno de la Ciudad sigue mirando hacia otro lado y continúa con el ajuste a la inversión para los sectores más vulnerables.
Preocupa, sobre todo, que en plena pandemia las prioridades parecieran estar en el plano electoral, dado que hace pocos días el Jefe de Gobierno Porteño apuntó que “el primer objetivo tiene que ser ganar en 2021″, acompañado por Patricia Bullrich la titular del PRO que aseguró estar “bancando” lo que está haciendo Rodríguez Larreta en la Ciudad.
Nos preguntamos, entonces, si ese es el primer objetivo, ¿cuáles le siguen? ¿Cuándo llega la protección a quienes más lo necesitan, cuál es el momento de las políticas públicas y cuándo llega la hora de la generación de derechos?