newsletter nº29 – El “relato” eficaz para cubrir la gestión ineficiente. Falta de respuestas para las emergencias y demandas sociales profundizadas
En la Ciudad de Buenos Aires, con las prioridades patas para arriba, se siguen intensificando las demandas de distintos sectores, que exigen respuestas por parte del Gobierno que conduce Rodríguez Larreta y administra, nada menos, que el distrito más rico del país.
Distintas movilizaciones se suceden exigiendo de un Estado porteño que se haga responsable. Las organizaciones sociales reclamaron -una vez más- que se reconozcan a los merenderos y comedores comunitarios como esenciales, ya que vienen dando respuesta en la primera línea de la necesidad y el riesgo en medio de la pandemia.
La problemática de las personas en situación de calle continúa agravándose y el Poder Ejecutivo de la Ciudad pareciera desconocer que en su distrito también son necesarias las políticas públicas destinadas a la contención social. Aunque no se reconozcan, las necesidades también urgen en suelo porteño.
El objetivo de abrir las escuelas para volver a clases presenciales como demostración de buena gestión y marketing sigue sin atender el planteo de los gremios docentes, que se manifestaron en contra desde el comienzo del debate ya que la situación epidemiológica sigue siendo complicada y riesgosa para niños, niñas y docentes.
Comedores y espacios comunitarios sin reconocimiento
Las organizaciones sociales, junto a referentes y representantes de espacios comunitarios, merenderos, comedores y ollas populares, reclamaron en la Legislatura que el Gobierno porteño no está reconociendo los derechos de cientos de trabajadores y trabajadoras sociocomunitarias, que han cumplido servicios esenciales durante la Emergencia Sanitaria en merenderos y comedores.
Por ello, desde hace tiempo están exigiendo un reconocimiento económico, condiciones de trabajo dignas, obra social, seguro laboral, aportes jubilatorios, para todas las trabajadoras y trabajadores del sector. Cuesta entender que no se atienda esta necesidad al ver los datos del primer semestre del año, cuando -en plena pandemia- la Ciudad utilizó sólo el 43% de los recursos pautados y la única área que superó el 50% fue la de Publicidad.
Vale recordar que en medio de la crisis sanitaria, el Gobierno de la Ciudad decidió reasignar partidas presupuestarias y quitarle 785 millones de pesos que se encontraban destinados al programa Fortalecimiento de Grupos Comunitarios. Esa modificación representaba un 16% de los recursos del programa orientado a la atención de comedores en barrios populares y se hizo para poder compensar un aumento en el subsidio al subte.
Lo curioso, es que esos giros no se han visto reflejados tampoco en el subte, de hecho esta semana legisladores del Frente de Todos se reunieron con ue advierten por la desinversión y la falta de planificación en los subtes porteños, hecho reflejado en el incidente ocurrido en una formación de subte en la estación Independencia de la Línea E, la semana pasada.
Desprotección a las personas sin techo
Por su parte, frente a la Defensoría del Pueblo hubo una fuerte denuncia pública a la gestión de Horacio Rodríguez Larreta porque “no cumplió con su responsabilidad” de proteger a las personas en situación de calle durante la pandemia.
Hace unos meses, la Justicia le había exigido a la Ciudad que hiciera un protocolo de actuación para prevención y manejo de casos sospechosos, testeos e insumos de limpieza e higiene suficientes, e incluso una campaña de vacunación contra la gripe para toda la población vulnerable y, como era de esperar, incumplió.
La semana pasada nos referimos a la problemática en torno al déficit habitacional en la Ciudad de Buenos Aires y, como respuesta, en la Legislatura el Frente de Todos impulsó una serie de propuestas, como el proyecto para crear un programa de viviendas que dé respuesta a la situación que atraviesan quienes viven en la calle.
Si el último censo sobre la temática, realizado el año pasado, contabilizaba 7251 personas en situación de calle en la Ciudad, con la pandemia el escenario se agravó aún más. Prueba de ello puede encontrarse en cualquier vereda de cualquier barrio porteño.
Además, la emergencia implicó la agudización de otros déficits por vivir a la intemperie como del acceso a la salud, al agua potable y a lugares para sanitizarse, debido a que los espacios o albergues a los que iban estaban cerrados o completos. A esto se le sumaron crueles e inhumanos asesinatos ocurridos a lo largo de estos meses, de personas que vivían en la calle y fueron matadas a sangre fría por odio.
Las proyecciones en Buenos Aires no resultan muy esperanzadoras, ya que en la Ciudad una familia que alquila necesita más de $64 mil pesos para no ser pobre, según los propios índices oficiales. Sumado a los desalojos, pese al decreto presidencial que los prohíbe, y la falta de ayuda social por parte del Ejecutivo local, no se esperan mejores indicadores en los meses venideros. Lo más trágico es que cada número representa a una persona o una familia que no encuentra refugio o una familia que no llega a cubrir sus necesidades más básicas.
Las consecuencias del plan aperturista fundado en el marketing
Como era de esperar, y frente al estado de alerta de las y los docentes, un trabajador de la Escuela Técnica 15 Maipú, ubicada en Barracas, contrajo Covid-19. Por suerte en el establecimiento aún no habían recibido alumnos, pero era inminente y de haber coincidido con la apertura, la situación hubiera sido muy grave.
Por tal motivo, el Frente de Todos presentó un pedido de informes para que el Ejecutivo porteño responda varias preguntas relacionadas con el primer caso confirmado de Covid. “No caben dudas que fue una desgracia con suerte porque si a la persona le notificaban que tenía coronavirus un par de horas después, es muy probable que algunos estudiantes hubieran sido afectados por la enfermedad”, destacaron.
La decisión de retornar a las escuelas alcanza también a las salas de cinco, medida que tuvo una firma respuesta por parte de las docentes en un Zoom que habían convocado para presentar un cuadernillo. “No volvemos”, contestaban reiteradamente las maestras mientras desde la cartera de Educación se las silenciaba una y otra vez.
Desde el sector sindical presentaron una nota a Larreta para saber cuántas personas fallecidas por COVID hay en la Ciudad y la respuesta oficial fue pedir una prórroga para responder: “¿Tienen tiempo para abrir jardines de infantes pero no para informar y actualizar la cantidad de personas fallecidas por COVID en la Ciudad?”, cuestionó el gremialista Eduardo López.
Esta semana se realizó una caravana educativa y un paro por 48 horas contra la reapertura de escuelas en la Ciudad “en defensa de la salud y la vida de las comunidades educativas, la educación pública y los derechos laborales”. Desde el Ministerio de Educación de la Nación recordaron que en el distrito porteño no se autorizó la vuelta a clases y el ministro Trotta insistió en que están a disposición las 6500 computadoras para garantizar la escolaridad, sin embargo, desde el Gobierno de la Ciudad no dan respuesta.
¿Dónde está el Gobierno porteño frente a la(s) emergencia(s)?
Las políticas públicas que se necesitan lejos están de las prioridades que establece el Gobierno porteño en su agenda pública. Si buscó abrir escuelas en nombre de quienes no pudieron acceder a la escolaridad durante la pandemia, lo único garantizado hasta el momento son fotos para las redes sociales y los medios de comunicación. Desde la apertura de los establecimientos educativos, se agazaparon funcionarios en las escuelas olvidando los protocolos, poniendo sombrillas e ignorando que la finalidad educativa va por otro lado. Mientras, las computadoras siguen esperando, al igual que las alumnas y los alumnos que no fueron reconocidos, buscados ni educados a lo largo de este año.
La emergencia social estalla en el distrito más rico del país, mientras el Jefe de Gobierno se mete de lleno en la cancha de la disputa partidaria y la campaña política nacional, para posicionarse a favor de la propiedad privada, en la Ciudad que le toca gobernar se niega a reconocer la realidad de porteñas y porteños cuyas condiciones de vida empeoran día a día. Urge dar respuestas políticas a las graves problemáticas sociales, es necesario accionar para construir una Ciudad más justa.