newsletter nº 32 – La cara del desprecio del Gobierno de la Ciudad.
El escenario educativo sigue cada vez más complicado, alumnas y alumnos sin vacantes, viandas en mal estado en un escenario agravado por la pandemia del Covid-19. Si se sustituyó la alimentación en las escuelas por bolsones, éstos también carecieron de calidad nutricional, y si los docentes comenzaron un año lectivo con precariedad laboral, durante la pandemia su situación se empeoró aún más. La misma ministra de Educación que se negó a garantizar conectividad y, en cambio, decidió abrir las escuelas sin medir las consecuencias sanitarias, lanzó fuertísimas declaraciones en contra de las y los docentes, con quienes debería trabajar y coordinar acciones en beneficio de niños y niñas de la Ciudad.
Mientras, el miércoles pasado el Jefe de Gobierno se jactaba de formar a quienes integran la Policía de la Ciudad para cuidar a ciudadanas y ciudadanos, sin embargo apenas un día después esta fuerza de seguridad persiguió y reprimió trabajadores de la economía popular. Una vez más, no fue un episodio aislado.
Por otra parte, la crisis que atraviesa el personal de salud, que venimos denunciando hace semanas, lejos de terminar se complejiza día a día y frente al descontento de quienes están en primera línea de batalla contra el Covid-19, la respuesta del Gobierno de la Ciudad sigue siendo la represión y más precarización laboral.
Despreciar a los docentes desde la cartera de educación
Este fin de semana circuló un video de la ministra de Educación de la Ciudad, Soledad Acuña, criticando a los docentes porteños y pidiéndole a las familias que denuncien cualquier “irregularidad” que puedan observar sobre los contenido “politizados” dentro de las aulas virtuales.
En su exposición, la titular de la cartera educativa se refirió al carácter sobreideologizado y la militancia política en las aulas, asegurando que ese factor empeora la formación docente y el perfil mismo de los docentes. Las declaraciones fueron un reflejo fiel de su opinión sobre las y los educadores: “Son personas cada vez más grandes de edad, que eligen la carrera docente como tercera o cuarta opción luego de haber fracasado en otras carreras (…) si uno mira por nivel socioeconómico, o en términos de capital cultural, la verdad son de los sectores cada vez más bajos los que eligen la carrera docente”.
Por supuesto que las críticas no tardaron en llegar. El titular de la cartera nacional de Educación, Nicolas Trotta, rechazó sus dichos recordando que “la comunidad docente ha desplegado un enorme compromiso en un año excepcional” y aseguró que “las declaraciones son sumamente injustas e incoherentes”.
Lo propio hicieron los organismos de Derechos Humanos, que calificaron a las declaraciones de Acuña como “estigmatizantes” e instaron a Rodríguez Larreta a tomar medidas al respecto, ya que los dichos de la funcionaria “no constituyen un hecho aislado”, sino que tienen antecedentes similares en los años de gestión ministerial.
Asimismo, gremios y legisladores nacionales y de la Ciudad reclamaron la renuncia de la funcionaria y calificaron los dichos como discriminatorios. En el mismo sentido el Frente de Todos presentó en la Legislatura porteña un proyecto de declaración de repudio a las expresiones de Acuña.
“Fue un ataque brutal. Es muy grave lo que dice en contra las maestras. Dice que las que estudiamos el magisterio somos grandes y fracasadas porque no elegimos otras carreras. Dice que no tenemos capital cultural porque pertenecemos a clases bajas, es muy grave”, manifestó Angélica Graciano, secretaria general de la Unión de los Trabajadores de la Educación (UTE), tras hacer una presentación ante el INADI.
Su par de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA), Sonia Alesso, también respondió a los dichos de la ministra y adelantó que están trabajando en una denuncia a la Organización Internacional del Trabajo (OIT). “Se hizo un esfuerzo muy grande en la pandemia. Ese esfuerzo lo hicieron los docentes. En vez de reconocer ese esfuerzo, vocación y trayectoria, nos ofenden. Es muy ofensivo para toda la docencia”, indicó.
La medida fue cuestionada incluso por aquellos que apoyan la gestión “con matices”, como definió el ex ministro de Educación, Mariano Narodowski, quien consideró que en los dichos de Acuña hay cosas que no son ciertas y que denunciar a los docentes van en sentido de la “no construcción”.
Represión como política de gestión
Nuevamente, oficiales de la Policía de la Ciudad reprimieron a vendedores ambulantes y golpearon a una persona que circulaba por el barrio de Flores y protestó en contra de la detención de trabajadores senegaleses.
Desde la oposición se presentó un pedido de informes solicitando al Poder Ejecutivo que en el plazo de un mes brinde información sobre el hecho de abuso ocurrido en Flores y otro similar ocurrido en Callao y Santa Fe, el 10 de noviembre, donde la víctima fue una persona en situación de calle.
En el mismo sentido actuó la Defensoría del Pueblo, que requirió al secretario de Seguridad porteño, Marcelo D’Alessandro, información sobre ambos casos y, a la par, desde la Unidad de Aplicación del Mecanismo de Prevención de la Tortura de la Defensoría se realizó un seguimiento de esas detenciones y se entrevistó personalmente a las personas detenidas en el lugar de alojamiento, que luego fueron liberadas.
Debido a este nuevo episodio de violencia institucional, se presentó una denuncia penal contra Rodríguez Larreta por el delito de “incumplimiento de deberes de funcionario público” en torno a la actuación de integrantes de la Policía de la Ciudad en dos episodios, uno ocurrido en Flores y otro en Recoleta, durante los cuales, según la denuncia, incurrieron en el delito de “aplicación de vejámenes y apremios”.
Cabe señalar que un Informe de Casos de Gatillo Fácil del año 2019, realizado por la Coordinadora contra la Represión Policial Institucional (CORREPI), señaló que entre 2011 y 2017 ocurrieron al menos 22 casos de violencia institucional por parte de la Policía Metropolitana y desde enero de 2017 se registraron 68 nuevos casos. En sus tres años de existencia, la Policía de la Ciudad logró el récord de duplicar la cantidad de casos registrados por la Metropolitana en cuatro veces más tiempo.
Por último, ayer se realizó un paro docente con una caravana en repudio a las expresiones de la ministra, que concluyó en una concentración y una clase pública frente a la sede del Ministerio de Educación porteño.
Al personal esencial no se le paga como tal
Este martes los médicos y las médicas de la Ciudad realizaron un paro debido a que después de 8 meses de pandemia y suspensión por decreto de derechos laborales básicos, el gobierno de Rodríguez Larreta ofrece un ajuste salarial de apenas 15% de aumento en 3 cuotas para las y los profesionales médicos de la Ciudad.
Este paro por 24 horas se realizó luego de una movilización el jueves pasado, en medio de un estado de alerta declarado por la falta de respuestas por parte del Ejecutivo a los reclamos en materia salarial en plena pandemia de coronavirus. “Somos esenciales, queremos que nos paguen como esenciales”, es la consigna que defienden en la disputa por la recomposición salarial.
“Nosotros pedimos estar acorde al momento y que el salario médico tenga una dignidad distinta”, señaló el presidente de la Asociación de Médicos Municipales de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Dr. Jorge Gilardi.
Recordemos que junto al resto de técnicos y profesionales, están sin descanso desde marzo, con 423 decesos por coronavirus y luego de alabar su trabajo por televisión, el Gobierno de la Ciudad formuló una propuesta que levantó el malestar de un colectivo que ha duplicado sus esfuerzos, sin gozar de vacaciones, adaptando sus tareas y sosteniendo el sistema público de salud.
Mientras tanto, enfermeras y enfermeros, a pocos días de haber organizado una caravana que terminó en la puerta del edificio donde vive Horacio Rodríguez Larreta, volvieron a movilizarse por un aumento salarial y el reconocimiento del título profesional. El sueldo promedio de un enfermero porteño es de 35 mil a 38 mil pesos mensuales, bastante por debajo de la canasta básica que ronda los 43 mil.
Los (malos) aires
El destrato a las trabajadoras y los trabajadores de áreas esenciales y fundamentales para la sociedad porteña -como la salud y la educación- muestra la cara más cruda del Ejecutivo de la Ciudad que se esconde tras las luces de los medios afines y la enorme “inversión” en publicidad y marketing.
Lo cierto es que el desprecio por trabajadores esenciales, así como la represión para quienes dependen de la economía popular avanzan en paralelo. No es casual que la ministra de la cartera Educativa haya salido a cuestionar la ideología de las y los docentes (como lo hiciera hace unos años su antecesor Esteban Bullrich, que siendo ministro nacional reprodujo el pensamiento de civilización o barbarie). Este señalamiento teñido de prejuicios y estereotipos vino acompañado por un pedido alarmante: denunciar el supuesto adoctrinamiento. Una sociedad precarizada, policíaca en sus fuerzas de seguridad y sus fuerzas sociales, no puede pensarse construyendo ese futuro que tanto se necesita. Quienes denuncian y lamentan grietas sociales no hacen más que agrietarse aún un poco más. Donde debería haber solidaridad y empatía, se expande el desprecio.