Newsletter N°27 – Escuelas para la foto y tierras para negocios
Finalmente, el martes de esta semana algunas (pocas) escuelas públicas de la Ciudad de Buenos Aires abrieron sus puertas, tras acordar con el Ministerio de Educación de la Nación y el resto de las provincias un plan gradual. El titular de la cartera nacional, Nicolás Trotta, reiteró su desacuerdo con la vuelta en CABA y aclaró que no se trata de un regreso a clases sino de actividades escolares no educativas. Resaltó que el Gobierno porteño aún no entregó el listado de los 6500 alumnos y alumnas que perdieron el contacto con la escuela, es decir quienes no han podido sostener la escolarización pese al aislamiento, siguen relegados por Soledad Acuña y Horacio Rodríguez Larreta. Además, gremios y docentes de escuelas privadas se manifestaron en contra de un retorno en este contexto epidemiológico.
Por otra parte, el jueves pasado la legislatura trató la primera de las tres etapas para rezonificar y construir un conglomerado de edificios, denominado “Distrito Joven”, en la Costanera Norte. Pese a las críticas de la oposición y numerosas organizaciones ambientales, los bloques de Vamos Juntos, UCR-Evolución y Socialista avanzaron sin atender las objeciones.
El daño ambiental ya está hecho y avanza a paso firme, los espacios verdes parecieran ser cada vez más relegados en favor de los negocios inmobiliarios. No caben dudas, se consolida el extractivismo urbano que impulsa el Pro en la Ciudad de Buenos Aires desde hace 14 años.
“Vuelta a la escuela” con protocolo, sin garantizar conectividad ni escolaridad
Esta semana el Gobierno porteño inició el plan gradual de actividades de acompañamiento educativo, que será en los patios de las instituciones. Por el momento está destinado sólo a alumnas y alumnos que cursen el último año de la primaria y de la secundaria. La medida se implementará en tres etapas, para grupos reducidos, cuya participación no será obligatoria.
Respecto a los protocolos, la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, explicó que no volverán los cursos como en marzo, sino que serán grupos reducidos (máximo diez chicos y un docente) que no se cruzarán entre sí.
El ministro nacional, Nicolás Trotta, aclaró que no se trata de un regreso a clases, sino de actividades educativas no escolares porque “no están dadas las condiciones para un regreso a clases presenciales en la región metropolitana de Buenos Aires”. Especificó que para ello, se tienen que cumplir 9 puntos de condiciones requeridas que se aprobaron en el Consejo Federal.
Asimismo, el viernes señaló que las autoridades porteñas aún no han entregado la lista de 6500 alumnas y alumnos que perdieron vinculación con las instituciones escolares. Se trata de chicos y chicas que necesitan las computadoras y la Ciudad tampoco los ha visitado para relevar su situación, apuntó el ministro.
Mientras tanto, un sector gremial de docentes llevó adelante un paro de actividades, como forma de rechazo al regreso a las escuelas dispuesto por Rodríguez Larreta: “Todos los días tenemos récord de casos, es una locura volver a las aulas”, señalaron.
Costanera norte, pérdidas ambientales y negocios millonarios
La Legislatura aprobó la primera parte de la rezonificación urbanística de la Costanera Norte, de los terrenos que se encuentran en Costa Salguero y Punta Carrasco. Este proyecto impulsado por el ejecutivo porteño, fue aprobado por 37 votos a favor de los bloques Vamos Juntos, UCR-Evolución y Socialismo y 23 votos en contra de las bancadas del Frente de Todos, el FIT, GEN y Consenso Federal.
La iniciativa no pudo ser frenada pese a la presión que realizaron las organizaciones junto con la oposición porteña, pero para su sanción fue crucial el apoyo del sector que responde a Martín Lousteau. Se ve que el senador, que adelantó su voluntad de ser Jefe de Gobierno en 2023, olvidó que antes de sumarse a la coalición de Juntos por el Cambio también cuestionaba la pérdida de espacios verdes.
La primera etapa de esta propuesta se trató junto a dos convenios para subir la altura de futuras edificaciones en predios de Palermo y Villa Crespo, ahora los tres expedientes deberán debatirse en una audiencia pública para luego volver al recinto.
El proyecto para rezonificar los terrenos de dominio público, suma unas 17 hectáreas además de otras 14 en un predio lindante. Sin duda estos predios forman parte de los negocios inmobiliarios y la venta masiva de tierras que el oficialismo porteño viene avalando, acompañando y promoviendo desde que inició su gestión en 2007. No es un dato menor, por lo tanto, que el territorio a rezonificar tiene un valor promedio por metro cuadrado de 9000 dólares.
La venta de estas tierras recibió críticas de organizaciones de arquitectos y de defensa del patrimonio debido al incumplimiento del artículo 8 de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires que determina que los espacios que forman parte del contorno ribereño de la Ciudad son públicos y de libre acceso y circulación.
Entre los cuestionamientos, denominan al proyecto como “ecocidio” y señalan que es el negociado inmobiliario del siglo, denunciando en particular que en los últimos 14 años se construyeron 20 millones de metros cuadrados de inmuebles mientras, a la par, creció la crisis habitacional y se mantuvo la población en 3 millones de habitantes.
Se desconoce absolutamente el plano urbano ambiental, por ello el Colectivo de Arquitectas advirtió que resulta muy grave privatizar la costa ribereña, porque si las tierras son vendidas para hacer departamentos, oficinas o comercios, serán irrecuperables para el patrimonio urbano.
Consolidación del extractivismo urbano
Gracias a una ley votada el año pasado, el Gobierno porteño primero autorizó la venta de tierras en Costanera Norte y ahora avanza la consolidación del extractivismo en la Ciudad de Buenos Aires. Lamentablemente, con estas ventas, se están entregando las últimas hectáreas que podrían haberse destinado a espacio verde.
Desde la llegada de Mauricio Macri a la Ciudad en 2007, más de 473 hectáreas se han privatizado entre ventas y concesiones de en un entramado que combina extractivismo inmobiliario y urbano.
Así lo determina un informe elaborado por el Observatorio del Derecho a la Ciudad y la Cátedra de Ingeniería Comunitaria de la FADU, donde se desprende que entre 2008 y 2019 se privatizaron un total de hectáreas equivalentes a 236 veces la Plaza de Mayo, a 630 canchas de River o a cuatro veces la superficie urbanizada de Puerto Madero.
Con la venta de esas hectáreas, el Estado obtuvo millonarias recaudaciones pero los fondos fueron invertidos en mejorar el negocio de los compradores: Elzstain, Constantini y los Werthein, entre otros grandes y conocidos empresarios. Asimismo, más de la mitad de los desprendimientos de inmuebles públicos, fueron hechos en el primer mandato de Horacio Rodríguez Larreta.
Desde hace tiempo, y sobre todo en el marco de la pandemia por el Covid-19, hemos resaltado la importancia de contar con mayor cantidad de espacios verdes con el fin de preservar no sólo el ambiente, sino también la salud de la población. La política del Pro, lejos de contemplar esta necesidad, continúa achicando los metros verdes cuadrados por habitante que hoy apenas alcanza los 6, muy lejos de los 12 a 15 recomendados por la OMS.
Proyectar otra Ciudad
Una vez más nos encontramos con las prioridades al revés, el agravante es que si durante tantos años hemos lamentado tener una Ciudad cuyo proyecto histórico le ha dado la espalda al río, ahora ve la luz un proyecto -presente y futuro- que se aleja definitivamente de la expectativa de un proyecto integrado, de cara al río, con perspectiva urbana y ambiental.
Las políticas públicas destinadas a la vivienda junto al grave déficit habitacional son directamente proporcionales a la pérdida de espacios verdes. La calidad de vida de los habitantes de Buenos Aires se deteriora, hecho que queda evidenciado en plena pandemia, donde es imposible asistir a un parque o una plaza cumpliendo el distanciamiento social por un hecho muy simple: no entramos todos en los pocos espacios existentes. El modelo que propone el Pro es conocido, basado en los negocios y en la especulación. No caben dudas, cuando vuelva una nueva normalidad, más que nunca tendremos el desafío de reparar el daño generado y proyectar otra Ciudad.