Newsletter N° 41 – Ciudad privada. Vacunas, clases y negocios
Las novedades relacionadas a la vacunación contra el Covid 19 combinan buenas y malas noticias, escándalos más o menos publicados y muchísimo revuelo. La crisis desatada en el Ministerio de Salud por la administración irregular de vacunas para personas cercanas al ex ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, culminó con su renuncia y le permitió al gobierno de la Ciudad ocultar el fracaso de la inscripción para los mayores de 80 años. Sin embargo, el mal manejo en el reparto de vacunas alcanzó también al jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta y a su ministro de Salud, Fernán Quirós, por presunta “privatización del acceso a la vacunación contra el coronavirus”.
Aunque la Ciudad estuvo entre los primeros distritos en comenzar las clases presenciales, lo cierto es que ese comienzo estuvo marcado por la desconfianza y el reclamo insistente de los trabajadores de la educación por la falta de cuidados básicos para prevenir contagios. De este modo, las familias, los gremios y las cooperadoras establecieron una red de contención y prevención para evitar contagios.
Con el segundo año pandémico en marcha, las prioridades de las autoridades porteñas, siguen impactando. El recorte en áreas clave continúa y el gasto descomunal en publicidad crece. Asimismo, la especulación, la enajenación de tierras y la pérdida de espacios verdes no encuentran límite…ni cobertura mediática.
El mal manejo de las vacunas alcanza también a la Ciudad
El Ejecutivo porteño estuvo meses sin informar sobre el plan de vacunación en la Ciudad y el día que se puso en marcha la página web para la inscripción de los mayores de 80 años colapsó. Se puede decir que el Gobierno de la Ciudad tuvo un golpe de suerte, ya que ese mismo día estalló el escándalo de las “vacunas vip” que opacó la gravedad de la problemática local.
La decepción de los adultos mayores de la Ciudad se potenció debido a que, en comparación, la Provincia de Buenos Aires ya vacunó prácticamente a todo el personal de salud y la inscripción de mayores estuvo permitida desde diciembre – así como todos los bonaerenses pudieron anotarse para recibir, cuando toque a cada grupo, sus dosis. En cambio, la web del gobierno de la Ciudad inscribió 40.000 personas y dejó a más de 7.000 con incertidumbre y en lista de espera.
Este lunes inició la vacunación a las y los inscriptos, quienes comenzaron a recibir las vacunas Covishield de Oxford-AstraZeneca, fabricadas en India.
Lamentablemente una campaña que debería ser celebración y alivio para la población, está siendo opacada por diversas denuncias, una de las más importantes es la que lo señala como responsable, junto al ministro Quirós, de “privatizar” la vacunación en centros de salud privados.
Se trata de una presentación hecha por la abogada Natalia Salvo, en la que se advierte sobre privilegios a socios de prepagas por sobre el resto de la población de la Ciudad y señala a los funcionarios por “incumplimiento de deberes como funcionarios públicos”, por lo que la denunciante solicitó la intervención del Ministerio Público Fiscal.
Entre los argumentos indicó que con la cesión de vacunas a centros de Salud privados se estaría otorgando privilegios a dichas instituciones y sus socios, impidiendo que personas consideradas de mayor riesgo y que necesitan vacunarse, no puedan hacerlo. Asimismo, deja asentado que se está realizando una estafa a los ciudadanos y al Estado nacional. “Las vacunas son un recurso del Estado nacional”, recordó.
Volvieron las clases con casos positivos y con escasa protección
También quedó en segundo plano el regreso a clases presenciales en el distrito porteño, donde el Estado no garantiza la prevención necesaria y son las familias, los gremios y las cooperadoras las que se están organizando para evitar posibles contagios de COVID-19 en las instituciones.
Hasta el viernes, los sindicatos contabilizaron 58 docentes afectados y 10 escuelas cerradas por no cumplir con las medidas de seguridad. Ante este panorama, las estrategias van desde cartas a las autoridades de las escuelas hasta recursos de amparo. Asimismo, durante los tres primeros días de clases se hicieron más de 100 actas por falta de elementos de protección y productos de limpieza básicos para poder recibir a los chicos y chicas, educarlos, mantenerlos cuidados y cuidarse a sí mismos.
Hace diez días el Gobierno porteño aseguró que no cerrará las escuelas si se registran contagios de coronavirus entre alumnos o docentes, sin embargo ahora el vicejefe Diego Santilli declaró que si hay una segunda ola de covid tendrán que parar con la presencialidad.
Mientras el conflicto avanza entre Estado, gremios y las aperturas, el regreso a clases presenciales provocó grandes desajustes en familias que ya venían golpeadas por la pandemia y las restricciones y ahora se enfrentan a un rompecabezas diario para cumplir con horarios del cronograma, sin desatender sus propias responsabilidades laborales. “Poder organizarnos con tan poco tiempo de jornada presencial es realmente imposible”, aseguran varios de los padres.
En ese sentido, además, la semana pasada un estudio de SOCPOL desprendió que siete de cada diez personas hubieran preferido comenzar las clases con los maestros vacunados para minimizar el riesgo de contagio en los colegios, cifra que escala entre las madres y los padres de estudiantes, donde el 77% opina que habría que haber esperado a que los docentes estén inoculados.
Las cajas impostergables: Publicidad, especulación y negocio inmobiliario
Los gastos del Gobierno porteño exigen una lectura detallada y global que arroja siempre la misma conclusión: es una cuestión de prioridades. Si en pandemia y cuarentena estricta el único gasto que creció es el de publicidad, un 36% más de lo presupuestado, aumentando 666 millones de pesos, y los fondos para Obra Pública se redujeron 38% su ejecución, la evidencia es contundente.
No sorprende, ya venimos denunciando que esta constante se sostiene incluso en medio de la disputa por el recorte de fondos de coparticipación que han servido para que el Ejecutivo porteño justifique recortes en variables esenciales, sosteniendo y aumenta lo destinado para la publicidad oficial.
También se replica el negocio inmobiliario y la especulación con las tierras públicas. En ese sentido, se siguen perdiendo espacios verdes. Con el boom de las clases de gimnasia al aire libre, quedan pocos espacios en plazas para quienes no quieren o no pueden pagar por aquello a lo que tienen derecho.
Entonces, mientras aumenta la publicidad, cae la inversión en obra pública y seguimos perdiendo espacios verdes, el Gobierno porteño avanza en la privatización de espacios públicos sin contemplar siquiera el masivo rechazo en la audiencia pública de la enajenación de Costa Salguero.
Este lunes comenzaron las audiencias para evaluar el impacto ambiental que tendrá la venta de los terrenos del Tiro Federal para la construcción de torres de viviendas. La esperanza de frenar el negocio no se pierde, pero el Gobierno porteño se comporta como si estuviera decidido a desoír a la ciudadanía y concretar, una vez más, el negocio privado.
Espacio público vs. espacio privado
El blindaje mediático del que goza el Jefe de Gobierno de la Ciudad que impacta a tantos no es gratuito y está traducido en el aumento permanente del gasto en publicidad. Tampoco son gratuitas las consecuencias de priorizar lo privado por sobre lo público. Es inadmisible que miles de adultas y adultos mayores hoy continúen con incertidumbre respecto a su vacunación, mientras que las prepagas estén realizando impunemente campañas para la vacunación entre sus afiliados.
Estas parecen ser las reglas que rigen en la Ciudad desde el año 2007, cuando Mauricio Macri desembarcó en la Jefatura de Gobierno. Lo cierto es que hoy por hoy la tolerancia social está muy desgastada. Los privilegios y arbitrariedades no pueden admitirse, sin distinción de razas políticas o grupos partidarios. La pandemia nos atravesó y nos atraviesa a todos y todas. La respuesta estatal debe ser urgente, equitativa y justa para llegar a cada a todos y cada uno y empezar a dejar atrás tanto dolor.