newsletter nº4 – LA FALTA DE AGUA Y EL ESTALLIDO DE COVID-19 EN LOS BARRIOS MÁS VULNERABLES
Hace apenas una semana advertimos sobre la desprotección del Estado porteño frente a la pandemia y la epidemia que conviven en la Ciudad de Buenos Aires, sin embargo el escenario continúa agravándose día a día. El 63% de los casos de coronavirus se concentra en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), pero la Ciudad tiene una letalidad significativamente mayor respecto a la Provincia de Buenos Aires, considerando la proporción de habitantes.
Asimismo, se trata del segundo lugar del país con mayor tasa de incidencia del virus sobre su población. Frente a la situación epidemiológica, las organizaciones sociales y políticas venían advirtiendo sobre la falta de medidas sanitarias y preventivas en las villas de la Ciudad, pero el ejecutivo desatendió las alertas y hoy estamos frente a las graves consecuencias.
La villa 31 lleva casi dos semanas con graves problemas en el abastecimiento de agua y recién el miércoles 6 anunciaron el comienzo de las obras, tras una orden de la Justicia para que el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta garantice la provisión de agua en los barrios populares.
Desde que se interrumpió el servicio para las 50 mil personas que viven allí, la pandemia escaló en un 1900%, murieron seis personas y hasta el momento hay 237 contagios. Lamentablemente, el abandono del Gobierno de la Ciudad en las villas porteñas es generalizado y hasta el momento se contabilizan 365 contagiados en los barrios porteños más vulnerables.
Falta de agua como bomba de tiempo
En la villa 31 se quedaron sin agua el sábado 25 de abril, desde entonces tuvieron que interrumpir algunos merenderos, la posibilidad de higienizarse y de cumplir con los protocolos de la cuarentena. En zonas como el barrio Scapino, Villa 15 y el complejo Piedrabuena, también suman varios días sin servicio de agua.
Las vecinas y los vecinos debieron acudir a todas las herramientas contraindicadas en un escenario donde el dengue y el coronavirus están a la orden del día. Tienen que elegir entre la descacharrización o acumular el agua que se consigue en baldes.
El fin de semana pasado, mientras avanzaban los contagios en la Villa 31, el Gobierno porteño se declaró “incompetente” y rechazó poner en marcha un plan de contingencia para abastecer de agua potable a los vecinos de los barrios populares, responsabilizando a AySA y el Gobierno nacional de las medidas necesarias a tomar. Inmediatamente la empresa de Agua y Saneamiento aclaró que la red interna de provisión de agua de la villa 31 fue construida y es operada por el gobierno de la Ciudad, por ende es responsable de garantizar el servicio.
Si no fuera por un amparo colectivo presentado para exigir que el GCBA garantice el agua potable en las villas porteñas, la única respuesta de Rodríguez Larreta hubiese sido ampliar cuatro horas la asistencia de 10 camiones cisternas para abastecer una mínima porción de los habitantes que residen en villas. Ayer el juez Osvaldo Otheguy, hizo lugar al planteo de distintas organizaciones y referentes barriales y ordenó a Larreta que suministre agua en las villas porteñas.
El abandono a quienes más lo necesitan
La falta de agua va de la mano con el avance del coronavirus en los barrios más vulnerables de la ciudad. Además de los contagios de la villa 31, la 1-11-14 del Bajo Flores, también hay casos en los barrios Ramón Carrillo, Ciudad Oculta; Villa 20, Barrio Fátima, Rodrigo Bueno, Piletones y Barrio Mitre. En la 21-24, donde se confirmaron 3 casos de Covid-19, están en extremo estado de alarma debido a los 422 casos de dengue en el año. Esa situación parece ser irrrelevante para el Gobierno porteño, que admitió haber frenado los operativos para erradicar y prevenir la epidemia del dengue.
Hoy el mayor exponente del abandono es la villa 31, donde la curva de contagios en la Villa 31 creció un 1900% sólo en cuatro días. Apenas 10 días atrás, cuando el barrio tenía agua todavía, había sólo con 3 casos positivos, la situación ya causaba preocupación. El ministro de Salud de la Ciudad confirmó en persona tener apenas 300 camas preparadas por los Curas Villeros, para más de 25 mil personas mayores que viven en condiciones inadmisibles.
A partir de este miércoles, las autoridades sanitarias de la Nación, por intermedio de un Comité de Crisis, tomaron cartas en el asunto y en conjunto con las autoridades porteñas y de Quilmes pusieron en marcha el operativo DETeCTar. Sólo en el primer día, en la Villa 31 se analizaron 39 casos sospechosos y 30 dieron positivo.
La primera fallecida de coronavirus en la Villa 31, tenía 84 años pero mantenía una salud estable. Conforme relatan Adolfo Pérez Esquivel y Nora Cortiñas en la carta abierta y presentación ante la CIDH por la grave situación en este barrio, la víctima -como miles de vecinos- vivía en una habitación de nueve metros cuadrados, con su marido de 85 años y su hija, que contrajo el virus; compartiendo un mismo baño con otras 11 personas. No los hisoparon, porque no tenían síntomas, y tampoco los aislaron, porque recién 48 horas después de diagnosticar a su hija contactaron a los padres.
La aceleración de la curva de contagios genera extrema preocupación, debido a la compleja situación en la que viven los vecinos de los barrios más vulnerables. En la villa 31 reiteran que la situación del agua no está regularizada, la situación es la misma que hace 13 días y continúan gritando, desde La Poderosa, que no sólo los afecta el virus, sino también el hambre, la falta de agua y el proceso de urbanización. Denuncian que la pandemia terminó de visibilizar la desigualdad que hay.
Las contrataciones privadas, las únicas que no sufren el ajuste
El estallido de problemas sociales y sanitarios, producto de la mala distribución de recursos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, continúan causando graves consecuencias particularmente sobre las vecinas y vecinos de los barrios más vulnerables del distrito más rico del país.
En medio de este escenario, Rodríguez Larreta decidió gastar más de 16 millones de pesos en un servicio de consultoría para el Chatbot BA. En simultáneo, redujo un 16% el presupuesto destinado a comedores barriales en plena crisis sanitaria. Toda una definición de las prioridades que guían la actual gestión porteña.
Frente a este estado de situación y emergencia, con estos redireccionamientos presupuestarios y ante necesidades cada vez más urgentes, seguimos reiterando la necesidad de destinar los recursos públicos al funcionamiento de los comedores, garantizar el acceso universal al agua potable, resolver el déficit habitacional e invertir en la salud pública. ¿Cuándo le toca a los que más lo necesitan?