EL PARADIGMA DE LA DESIGUALDAD
Buenos Aires, 23 de septiembre de 2020
La Comuna 1 sintetiza, dramáticamente, la inequidad y los contrastes que definen a la Ciudad de Buenos Aires, concentrando en su territorio al Casco Histórico y algunos de los barrios populares más grandes, así como otros tradicionales en proceso de gentrificación y los lujosos desarrollos de Puerto Madero, última frontera sobre las tierras ganadas al Río de la Plata. La promocionada “urbanización” de la Villa 31 y 31 bis vuelve a destacar los intereses del negocio inmobiliario, una marca registrada de la gestión del PRO.
“La Ciudad de Buenos Aires, una de las más rica de la región, expresa un proceso de desigualdad estructural y creciente entre Norte y Sur. El déficit en el acceso al hábitat y la vivienda digna, derechos consagrados en el Artículo 31 de la Constitución porteña, se evidencia en la Comuna 1. Existe un alto deterioro de las condiciones habitacionales, demostrando que la concentración de la riqueza puede convivir con la más extrema pauperización en un mismo territorio. Basta comparar la realidad de Puerto Madero con el resto de los barrios de la Comuna 1”, consideró el legislador Javier Andrade, vicepresidente de la Comisión de Planeamiento Urbano de la Legislatura de Buenos Aires.
La Comuna 1 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires está compuesta por seis barrios heterogéneos: Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Montserrat (el más antiguo de todos) y Constitución, y en su interior se hallan el Casco Histórico de Buenos Aires y el barrio más nuevo y ostentoso (Puerto Madero), así como importantes asentamientos populares como las villas 31 y 31 bis y el barrio Rodrigo Bueno, que marcan los enormes contrastes de la principal “ciudad puerto” de la Argentina macrocéfala, con un interior raquítico, constituida a partir del siglo XIX.
Dentro de sus 17,4 km cuadrados, la Comuna 1 cuenta con el cruce de avenidas más transitado del país, Avenida Corrientes y 9 de Julio, con el emblemático Obelisco, así como los objetivos más buscados por el turismo internacional: la Casa Rosada, el Cabildo, la Catedral y el Teatro Colón, las dos principales terminales ferroviarias (Retiro y Constitución), la Terminal de Omnibus, y a la vez cuenta con el mayor número de personas en situación de calle (al menos 1300 censadas): un conjunto de realidades disonantes con un denominador común que es la desigualdad en el distrito más rico del país.
En las manzanas de la Comuna 1 también se agrupa buena parte de la actividad laboral de la Ciudad, los centros de la Administración Pública Nacional y una variada actividad gastronómica y hotelera, con un elevado desarrollo urbano y turístico, con la mayor cantidad de hoteles y albergues turísticos. Un espacio relativamente reducido donde la opulencia se codea con la pobreza y las necesidades básicas insatisfechas de las villas 31 y 31 bis con más de 50 mil habitantes, que reúnen aproximadamente a la cuarta parte de la población de la Comuna.Una matriz de desigualdad histórica en la que, con el paso de las décadas, patrones de urbanización de la Ciudad se repitieron con conductas y resultados similares en otras comunas porteñas.
En el mapa siguiente -de 1892 aproximadamente del archivo del arquitecto Héctor Bóbeda (UBA)-, se aprecia que la Buenos Aires de entonces comprendía apenas algo más del territorio en torno al puerto de la actual Comuna 1, y sectores en los barrios de Flores y Belgrano, que habían sido anexados apenas cinco años antes.
“En la actualidad las características salientes de la Comuna 1 son la desigualdad y la diversidad. La misma desigualdad que afecta a la Ciudad de Buenos Aires en su conjunto, entre Norte y Sur, la encontramos, por ejemplo, en el contraste entre la Villa 31 (Barrio Mugica) y Puerto Madero. O en el mismo Puerto Madero, entre las torres más altas de la Ciudad y el barrio Rodrigo Bueno. El Gobierno de la Ciudad planificó una supuesta urbanización de la Rodrigo Bueno, sin centro de salud, sin escuela, sin jardines maternales. Esto solo se justifica pensando que en definitiva los vecinos actuales algún día puedan ser desalojados y esas viviendas tal vez tengan un destino de oficinas. Por eso es tan importante que quien planifica, tenga una visión de inclusión social e igualdad de oportunidades para todos y todas”, dice Sofía González, comunera del Frente de Todos.
Durante los primeros meses de la pandemia los contagios se sintieron con fuerza en la Comuna 1, ya que entre el 24 de abril y el 6 de mayo, cuando comenzó el extendido corte y escasez de suministro de agua potable en Retiro, los casos confirmados de personas infectadas con COVID-19 en la Villa 31 y 31 bis se dispararon de 3 a 151, convirtiéndose entonces en el principal foco del país. A partir de allí con la conformación del Comité de Crisis y la presencia del Estado Nacional a través del Plan DETeCTAr, las respuestas empezaron a aparecer para vecinos y vecinas del barrio.
Con la intervención de Nación se retomaron y finalizaron en diez días las obras de conexión de la red interna de agua con el troncal que rodea el barrio (que el Gobierno de la Ciudad tenía suspendidas desde octubre de 2019, cuando fue derrotado en las urnas por el Frente de Todos, al obtener el 72% de los votos en la Villa 31). La empresa nacional AYSA cumplió un rol muy importante y retomó rápidamente la obra, a la vez se dispuso una ambulancia 24 horas con una nueva posta de SAME en la entrada del barrio, un reclamo que llevaba una década sin respuesta.
Por otra parte se consiguió el reconocimiento a las promotoras de salud del barrio, que venían percibiendo un salario por debajo de la línea de pobreza.
El Comité de Crisis logró ser reconocido institucionalmente por el Gobierno de la Ciudad y comenzó a integrar las reuniones de emergencia sanitaria del Consejo de Gestión Participativa.
Nuevamente AYSA repartió lavandina para comedores, merenderos y ollas populares del barrio. El Ministerio de Desarrollo Social nacional entregó 12 toneladas de alimentos por la emergencia alimentaria en el barrio. También empresas como Aerolíneas Argentinas, la Empresa de Navegación Aérea Argentina (EANA) y el Museo “Malvinas Argentinas”, que depende del Ministerio de Educación de la Nación, realizaron donaciones para paliar la emergencia.
MITOS Y VERDADES DE LA “URBANIZACIÓN”
“La clave es el valor de los terrenos en la Villa 31. El valor del metro cuadrado de Retiro es uno de los más altos de la Ciudad y un objetivo del mercado inmobiliario desde hace décadas. Es por eso que hoy el Gobierno porteño insiste en avanzar con un modelo de escritura, que implique la posibilidad de transferir el carácter de acreedor que tiene el Estado de la Ciudad, sobre las deudas hipotecarias de vecinos y vecinas, a un privado. Y así, a través de una eventual judicialización, poder llegar a ejecutar desalojos sin topadoras, ante el posible retraso en los pagos”, explicó la comunera González.
Pero, hay que mencionar, que la posibilidad de tratar el tema de escrituras no podrá abordarse hasta que se resuelva la auditoría que está haciendo el Gobierno Nacional, revisando la más que dudosa legalidad de la transferencia de tierras realizada durante los dos últimos meses de gestión de la presidencia de Mauricio Macri a Horacio Rodríguez Larreta en la Ciudad.
Para comprender mejor la situación actual de un asentamiento popular emblemático que tuvo sus orígenes en torno al Puerto Nuevo de Buenos Aires en la “Década Infame” de 1930 y marcó hitos de la lucha por los derechos villeros (con el compromiso militante del padre Carlos Mugica y otros religiosos de la “Opción por los pobres” desde los años sesenta y setenta), se puede realizar un breve recorrido de los principales sucesos de los últimos treinta años:
- 1990: El presidente Menem firma el decreto 1001 que ordena la entrega de las tierras de la Villa 31 a sus habitantes.
- 1996: El Intendente Jorge “Topadora” Domínguez se gana el apodo derribando casas del barrio. La resistencia de vecinos y una huelga de hambre en la que participaron los curas villeros, más la intervención del entonces arzobispo Bergoglio (actual Papa Francisco), lograron detener el plan de desalojo.
- 2007: La erradicación de la Villa 31 fue uno de los puntos programáticos de la campaña del PRO con Macri como Jefe de Gobierno, para lo cual buscó lograr consenso con dirigentes sociales y curas villeros, pero no tuvieron un resultado favorable.
- 2009: Sanción de la Ley 3343 de urbanización de la villa 31, para la cual el PRO nunca aprobó el dictamen.
- 2015: El jefe de gobierno Rodríguez Larreta anuncia finalmente la reurbanización de la villa 31-31 bis y crea especialmente la Secretaría de Integración Social y Urbana (SISU) dependiente de Jefatura de Gabinete, a cargo de Diego Fernández, con 450 empleados y con préstamos del BID y del Banco Mundial por 300 millones de dólares.
- 2018: Se aprueba la Ley N° 6.129 que ordena la re-urbanización del Barrio Padre Mugica.
- 2019: El Gobierno Nacional, presidido por Macri, le transfiere con procedimientos irregulares a la Ciudad mediante la Ley 6290 una cantidad de terrenos entre los cuales se encuentra el polígono de la Villa 31 y parcelas linderas.
- 2020: A través del Decreto 149, el actual presidente Alberto Fernández ordena a la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) revisar las ventas consignadas en la Ley 6290.
Este año también la Mesa de Urbanización Rotativa y Participativa pide por carta junto a consejeros, comuneros y organizaciones que no se traten las escrituras y formalizaciones de servicios en reuniones del Centro de Gestión y Participación (CGP) durante la pandemia de coronavirus, ya que no está garantizada la participación vecinal.
“La integración sociourbana de la Villa 31 ha tenido un trato preferencial a nivel presupuestario, recibiendo financiación internacional tanto del BID como del CAF de aproximadamente 350 millones de dólares y 175 millones de dólares respectivamente a fin de llevar adelante tanto la urbanización del barrio, como obras que la afectan como el Paseo del Bajo. Al momento, en estos cinco años de trabajo, solamente 250 familias fueron mudadas de un total de 1300 familias que viven en el sector bajo autopista que debe ser relocalizado en su totalidad. El complejo de vivienda nueva cuenta con 1044 viviendas y todavía los y las vecinos y vecinas desconocen, qué sucederá con las 266 familias restantes. En lo que respecta a intervenciones y mejoramiento de fachadas, éstas fueron realizadas en solo un 22% de las casas”, precisó Victoria Campastro, socióloga de la UBA y Maestranda en Políticas Públicas de la Universidad Torcuato Di Tella.
Entre las acciones promocionadas por el Gobierno de la Ciudad, muchas de gran impacto cosmético más que estructural, se contaron pavimentado de calles, pintado y mejoramiento de fachadas, mejoramiento de parques y espacio público, espacios de recreación como canchas de fútbol y pistas de skate, alumbrado en algunas zonas e instalación de la sede del Ministerio de Educación porteño.
Según una encuesta realizada en agosto de 2019 por la Consultora OPSM en los barrios Güemes, Cristo Obrero, Playón Oeste, Playón Este, San Martín, YPF, Ferroviario, Comunicaciones, Bajo Autopista e Inmigrantes de la Villa 31:
- 45% de los encuestados desconocía el “plan de titulación” o de entrega de títulos de propiedad de las viviendas.
- 41% tiene miedo de perder su casa durante el proceso de urbanización.
- 55% de la gente está preocupada de no poder pagar los costos que implica el plan de titulación en relación a cuotas, impuestos y servicios.
- 77% de los vecinos dijeron estar muy satisfechos o algo satisfechos con su hogar.
“El accionar de la SISU en la Villa 31 fue denunciado por vecinos y vecinas ante la ausencia de avances sustanciales y efectivos. Después de varios años de trabajo por parte del organismo, todavía sus habitantes esperan el acceso real a servicios básicos. La urbanización tiene escaso consenso en torno al avance y el desarrollo del proyecto: la construcción de vivienda nueva fue realizada con materiales no convencionales y de mucha objeción por parte de los y las habitantes del barrio y el nivel de participación real e inclusión de las perspectivas propias de sus habitantes es bajísimo. Asimismo, el trabajo de la SISU no resulta muy satisfactorio para el tiempo y presupuesto que lleva en el barrio: pocas son las mudanzas realizadas del total planificado, las demoliciones de las viviendas ya relocalizadas son realizadas sin aviso previo a las familias colindantes y muchas veces generan problemas en las estructuras y el acceso al agua de estas familias, quienes muchas veces son amenazadas a dejar su vivienda lo más rápido posible frente al avance de las demoliciones y la ejecución del proyecto. La preocupación de algunas vecinas y vecinos respecto a las consecuencias de un proyecto de urbanización poco acompañado e inclusivo de las necesidades e inquietudes de quienes viven en el barrio hace más de 10, 20 o 30 años, se refleja en el potencial aumento del costo de vida de aquellas familias recientemente mudadas a su vivienda nueva. Los nuevos gastos que implican una hipoteca a 30 años y el pago de servicios son temas de suma importancia a atender por parte del organismo para que la vivienda sea asequible y no constituya una puerta de entrada al desarraigo.”, analizó Campastro.
LAS VOCES DESDE ADENTRO DEL BARRIO
“Como vecinos del barrio organizados pedimos una instalación eléctrica de calidad. Hubo una estafa de parte de Diego Fernández y Rodríguez Larreta porque en 2018 salió una licitación para los tendidos de media y baja tensión del Barrio Carlos Mugica, que tenía que hacerse por etapas en distintos sectores y el mismo contrato decía que debía ser por caños y bajo tierra, ya que durante años sufrimos explosiones e incendios de transformadores y viviendas. El Gobierno de la Ciudad prometió regularizar esto y hasta el día de hoy no se solucionó. La última propuesta de Fernández fue cambiar los postes de madera podridos, o sea volver a poner tendido por vía aérea lo que está prohibido y es ilegal en la Ciudad. Tienen que respetar el ‘Plan Maestro’ que presentó Fernández ante los medios”, dice Héctor Guanco, militante y referente barrial de la Villa 31.
“La vuelta de un gobierno nacional y popular nos trajo esperanza y alivio después de soportar el sometimiento de Macri en la presidencia y Rodríguez Larreta en la Ciudad. Estábamos muy avasallados. Con la pandemia quedó en evidencia la falta del Estado de la Ciudad en Salud, Educación, urbanización efectiva y el abandono por parte de la gestión de Rodríguez Larreta a las familias más pobres en los barrios populares como la Villa 31. Nos organizamos y armamos el Comité de Crisis en pandemia para poder prevenir y fue un gran alivio cuando el Gobierno Nacional llegó con el Plan Detectar, se escuchó a los vecinos y se mostró un lado humano. Se marcó la línea entre un Estado presente, el nacional, y uno ausente, el de la Ciudad de Buenos Aires”, reflexionó Guanco.
“Al crecer la curva de contagios pudimos tener la contención por parte del gobierno nacional, si no fuera por eso hubiéramos tenido aún más fallecidos en la Villa 31. Nos aportan servicios de cercanía con distintos organismos que están presentes como ANSES, PAMI, Acceso a la Justicia y el Registro Nacional de las Personas, con herramientas para que los humildes tengamos una vida mejor. También a través del ENACOM se convocó a instituciones del barrio para poder acercar chips con datos a alumnos y alumnas más vulnerables sin acceso a Internet en pandemia”, completó.
(Dora Barrancos junto a Martina Pelinco en la Villa 31)
Por su parte, la referente de la Casa de la Diversidad Trans de la Villa 31, Martina Pelinco, denunció ” la discriminación que existe, la falta de asistencia económica, en salud, en vivienda. Estamos cerca de las personas excluidas de las ayudas por no tener documentos, por ser migrantes; gente sin trabajo estable, que vive de las ferias, de changas y hoy no puede resolver la parte económica o no pueden acceder ni siquiera a un programa. A las disidencias esto las golpea fuertemente junto con otros colectivos, si no nos organizábamos en la Villa 31 se nos hubiera hecho difícil hasta sobrevivir y conseguir alimentos”.
“Somos solidarixs con lxs compañerxs que están en peor situación, en ayudarles con la documentación, con los trámites para entrar a un programa o subsidio. Los problemas de unx son de todxs, sin distinción de raza, color, edad o género. La organización es lo que nos ayuda a estar incluidxs. Las disidencias aportan mucho a la sociedad, a verse reflejadxs en nosotrxs, para estar en contra del aislamiento, de la discriminación”, agregó.
“Los problemas de salud en el barrio son graves porque no hay una atención médica eficiente, las ambulancias no ingresan, hay que salir y si el enfermo no tiene movilidad se complica el traslado, hasta llegar al riesgo de muerte. Existe mucha burocracia y te marcan que no sos parte de la sociedad al no coincidir tu identidad autopercibida con la del documento, como me pasó a mí en persona”, denunció Pelinco.
En un ejemplo puntual, la tan promocionada instalación del Ministerio de Educación e Innovación de la Ciudad en la Villa 31, tuvo una finalidad más marketinera que de inclusión real, ya que toda la Comuna 1 no dispone de ningún hospital en su territorio.
“La realidad es que la Ciudad de Buenos Aires ya contaba con una sede del Ministerio de Educación y estaba ubicada también en Comuna 1 (Paseo Colón 250, en San Telmo). Ni bien se terminó de construir la nueva sede en la 31, pusieron a la venta la ex-sede del ministerio, en vez de darle un fin social. Respecto del nuevo edificio en el barrio, la pandemia nos demostró que allí lo ideal hubiese sido un hospital. Porque de hecho el DETeCTAr en el barrio tuvo que funcionar adentro de una escuela, porque no había instalaciones del ministerio de salud de CABA que pudieran albergar el operativo”, contó la comunera González.
(La comunera Sofía González en la Villa 31)
“Nosotros entendemos que la estrategia de montar en la 31 la sede del Ministerio de Educación sólo favoreció al mercado inmobiliario y permitió poner a la venta el edificio de San Telmo”, concluyó.
MARCAS DE LA HISTORIA: LO VIEJO, LO NUEVO Y LA GENTRIFICACIÓN
“La Generación del 80 impuso un cambio de paradigma, consolidando a Buenos Aires como una ciudad moderna a nivel mundial: de la Gran Aldea a la Ciudad Cosmopolita. Para ello se adoptan diagramaciones urbanas propias de las capitales europeas, encontrando su máxima expresión en la Avenida de Mayo. No obstante, en 1871 la epidemia de fiebre amarilla ocasiona un importante movimiento migratorio: las familias más pudientes, que habitaban el barrio de San Telmo principalmente, se alejan del centro hacia el norte y oeste de la Ciudad en busca de mejores condiciones sanitarias, evitando la aglomeración e instalándose en palacetes, generando una degradación en el centro histórico de la Ciudad, con la progresiva aparición de los llamados conventillos para albergar a la creciente ola migratoria”, explicó el arquitecto Julián Olivares (UBA).
Asimismo, en línea con medidas de salubridad y crecimiento urbano, surge la necesidad de dotar a la Ciudad de un puerto que esté a la altura de las demandas europeas. En primer lugar se emplazará el conocido Puerto Madero, que opera como tal tan sólo una década, quedando obsoleto prematuramente. El Puerto Nuevo, diseñado por el Ingeniero Luis Huergo en forma de peines e inaugurado en 1928, se asienta al borde del barrio de Retiro y resultó determinante para el surgimiento de la actual Villa 31 durante la “Década Infame”.
Para esta época la Ciudad ya contaba con más de un millón de porteños, llegando a su pico en el censo de 1947 con 2.981.043 habitantes. A partir de ahí, se produce un amesetamiento demográfico hasta nuestros días, con pequeñas variaciones censo tras censo.
“Durante el siglo XX la Ciudad se consolida como hoy la conocemos y el Centro histórico empieza a perder su carácter residencial para transformarse en el centro administrativo del país. Esto sumado a la degradación producida por las hectáreas abandonadas de Puerto Madero, van llevando a la zona a perder sus condiciones y a establecer patrones no deseados de desarrollo.
En las décadas de los 80 y 90 el Gobierno Nacional y la Municipalidad de Buenos Aires toman la decisión de generar operaciones de renovación urbana del Puerto. Se crea la Corporación Antiguo Puerto Madero que lleva las gestiones de transformación del puerto”, rememoró el arquitecto Bóbeda.
“El proyecto de Puerto Madero, iniciado en 1989, fue una de las transformaciones urbanas más grandes desarrolladas en la Ciudad que generó una renovación de las zonas linderas, entre ellas la de los barrios de Montserrat, San Nicolás y San Telmo, produciendo un mejoramiento en las condiciones del centro de la ciudad pero también inició un proceso de gentrificación para los habitantes de la zona que vivían de manera irregular, situación que actualmente sigue sin resolverse”, añadió Olivares.
Expertos definen a la “gentrificación” como el proceso de renovación urbana con aumentos del costo habitacional por el cual sectores de clase media alta sustituyen y/o expulsan progresivamente a otros de bajos ingresos radicados en barrios degradados del centro de una ciudad o sus alrededores inmediatos: muchas veces, a nivel global, este proceso se vincula con la materialización de obras o emprendimientos que generan cierto nuevo estatus en un barrio degradado, como pudo ser para los barrios históricos vecinos la incorporación al paisaje porteño de Puerto Madero, en la Comuna 1.
En los últimos tres censos nacionales que se realizaron (1991, 2001 y 2010) encontramos que los tres barrios más céntricos de la Ciudad, Montserrat, San Nicolás y San Telmo, todos en la Comuna 1, han perdido población durante esos intervalos, ya que mientras en el año 1991 sumaban entre los tres 109.863 habitantes (46.745, 34.914 y 28.204 habitantes, respectivamente), en el año 2001 contaban con 91.040 (39.175, 28.667 y 23.198) y en el último censo del año 2010 disminuyó a 89.640 habitantes (39.914, 29.273 y 20.453). Esto nos indica que la merma de habitantes sigue ocurriendo a pesar de las políticas que se implementaron en esas décadas.
Otra es la historia de Constitución y Retiro, que si bien muestran una disminución entre 1991 y 2001 (47.102 a 41.894 en Constitución y de 43.231 a 38.635 en Retiro) muestran luego un incremento de sus habitantes del 5% en Constitución (44.107 habitantes) y un salto enorme en el barrio de Retiro de un 70% (65.413), que se explica precisamente por el aumento poblacional del Barrio Carlos Mugica. En tanto Puerto Madero no contaba con población hasta 1991, pero en el censo de 2001 aparecen los primeros 406 residentes, número que alcanza 6726 en 2010.
Datos aportados por el Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC) indican que la Comuna 1 concentra el 9% del total de las viviendas de la Ciudad, y tiene el 11.8% de propiedades ociosas; pero en Puerto Madero en particular el nivel de ociosidad llega al 30%, una desmesura absoluta que remarca su carácter como nicho de inversión y preservación de valores para los sectores concentrados más poderosos del país.
Dentro de la composición heterogénea del ejemplo de paradigma de desigualdad de la Comuna 1, el valor del precio del suelo y del metro cuadrado construido se fue elevando con las modificaciones de las últimas décadas (tales como el impacto de la gentrificación e inversiones suntuarias) y allí está uno de los núcleos de la discusión actual, dentro de los planes urbanos que incluyen presente y futuro de barrios populares como la Villa 31 y el Barrio Rodrigo Bueno.
CLAVES PARA UNA CIUDAD DISTINTA
Respecto de los patrones de urbanización de las ciudades, la ciudad de Buenos Aires no es la excepción y demuestra que los sectores de mayores ingresos históricamente tuvieron la posibilidad de ocupar los mejores sitios y que los sectores populares se distribuyen como pueden, respondiendo a las posibilidades que les da el costo prohibitivo del suelo o, en ocasiones, mediante la informalidad, ocupando sectores de la ciudad con buen acceso a servicios y céntricos. En estas situaciones nacen, hace décadas, las villas, que tuvieron un crecimiento exponencial durante la última dictadura militar (entre 1976 y 1983) y una consolidación y densificación definitiva para la década del 90 con el neoliberalismo a la cabeza.
“La Comuna 1 cuenta con el 19% de su población con problemas de hacinamiento (dos personas o más cada cuarto), ubicándose en el segundo puesto a nivel distrital y a la vez el 30% de las viviendas lujosas de Puerto Madero permanecen ociosas. La reurbanización de la villa 31-31 Bis no queda exenta de esta desigualdad. Rodríguez Larreta reemplazó una Ley de consenso y participación como fue la 3.343, por la nueva Ley 6.129 que autoriza la compra de inmuebles pagando un canon de tres veces el valor de una hipoteca para que puedan ser compradas por empresas y/o desarrolladoras inmobiliarias; abriendo una puerta al desplazamiento de los/as vecinos/as por medio del mercado”, explicó el legislador Andrade.
Esta definición es la continuidad del modelo de especulación inmobiliaria que plantea el antiguo Plan Retiro-Puerto y que el GCBA planea extender en toda la ribera de la Ciudad, a través del remate de tierras públicas. Esto se observa en que la construcción de nuevas viviendas, en el marco del proceso de integración social y urbana, lejos está de dar solución definitiva a sus habitantes. El GCBA prevé finalizar la construcción de 1.164 viviendas. Según el “Plan Maestro” de la Ley 3.343 se requería la construcción de 2.500.
“Una de las prioridades de Rodríguez Larreta es facilitar la radicación de franquicias como McDonald´s y ferias tipo ‘Boquería’ con más del 40% de grandes cadenas gastronómicas (suspendido hace un año y medio), entre otras. Esta prioridad genera pocos puestos laborales y destruye a las economías familiares, cuya principal fuente de trabajo está en el rubro comercial-gastronómico”, amplió Andrade.
Resultan necesarias políticas integrales en materia habitacional, que brinden herramientas para el acceso a la vivienda digna, limitando la especulación inmobiliaria y contemplando las problemáticas particulares de cada barrio para reducir las desigualdades estructurales entre Norte y Sur de la Ciudad.
El actual camino, propiciado por el oficialismo porteño, no hace más que profundizar el paradigma histórico de desigualdad, incubado como el huevo de la serpiente en la trayectoria descripta por la simbólica Comuna 1: los vecinos y vecinas en conjunto merecen una oportunidad más justa y mejor.