Boletin proyectar N° 14 – Hacia la fase 3 con nuevas necesidades, falencias y la necesidad de otra agenda
El jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta y el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, acordaron que desde el próximo 18 de julio la cuarentena en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) dejará de ser tan estricta como en las últimas dos semanas, pero será diversificada en los niveles de apertura en cada distinto.
Según los últimos reportes oficiales, nueve barrios de la Ciudad concentran el 60% de los casos de un espectro de 21.048 personas dieron positivo. Como venimos mencionando semana a semana, la más afectada es la zona sur de la Capital, con las comunas 1, 4, 7 y 8 que concentran la mayor cantidad de contagios. El operativo Detectar ha sido clave en la evolución y la contención del Covid-19, sin embargo persiste la falencia de políticas públicas del Ejecutivo porteño y el escenario exige una mirada preventiva y articulada con los diferentes actores involucrados.
Sucede que el estallido del Covid trajo nuevas emergencias. El problema de la alimentación se agudiza y en junio, respecto a marzo, casi el triple de personas requirieron asistencia para poder comer. Sin embargo, las necesidades de negocios se mantuvieron a la orden del día mientras 300 mil personas no tienen garantizado su alimento diario.
La agenda de prioridades del oficialismo no parece adaptarse al nuevo escenario. Los métodos son los mismos de siempre. Un plan de contención fiscal para comercios, que no refleja ni cerca las necesidades que urgen en una Ciudad en la que ya cerraron definitivamente más de 22 mil locales. Los repartidores de delivery son ignorados en la regulación de las aplicaciones y los trámites legislativos anulan la participación de la oposición.
Nueva fase administrada con falencia de políticas de contención
El Presidente Alberto Fernández se reunió con el Jefe de Gobierno Porteño y el Gobernador Kicillof, con el propósito de definir cómo sigue la cuarentena. Los focos epidemiológicos están puestos en disminuir la velocidad de avance del virus, pese a que la Ciudad volvió a superar los 1000 casos diarios. Sin embargo, el objetivo de las autoridades porteñas es ir desandado -de forma paulatina- las restricciones y sumar actividades habilitadas.
Los mandatarios de la Ciudad y la Provincia han acordado continuar con fases diferenciadas y el ministro de Salud Fernán Quirós adelantó que aún con flexibilizaciones en los permisos, la cuarentena sigue y las reuniones sociales no están autorizadas aún.
Ahora bien, en el balance de estos cuatro meses de confinamiento, el foco de expansión del coronavirus se ha ido moviendo por distintos puntos de la Ciudad. Si en mayo-junio el epicentro estuvo en Retiro y la Villa 31, pudo controlarse gracias a la aplicación del Operativo Detectar, exitoso programa desarrollado por el gobierno nacional y coordinado con su contraparte porteña. Al respecto, Arnaldo Casiró, jefe de Infectología del Hospital Álvarez, aseguró que donde llega el Detectar, la cantidad de nuevos casos termina cayendo, porque se rastrean positivos y contactos estrechos, se empieza a aislar gente y así se va cerrando el círculo de los contagios.
Pero por supuesto que se requieren más políticas públicas y desde distintos barrios porteños hubo denuncias sobre las insuficientes medidas del Gobierno de la Ciudad para enfrentar la pandemia. Por un lado, la Red de Cooperación de La Boca advirtió sobre la deficiente implementación del operativo Detectar allí, pues el ministerio de Salud no coordinó ni articuló la implementación del programa, desaprovechando la oportunidad de incidir con mayor eficacia en la detección de casos y cortar su circulación y expansión.
Asimismo, en los últimos días estaba previsto el despliegue del programa en Villa Soldati, pero un enfrentamiento a los tiros entre referentes que responden a Juntos por el Cambio terminó con tres heridos de bala y la suspensión del operativo sanitario para detectar casos y trabajar con los contactos estrechos.
El presidente comunal Ignacio Álvarez advirtió que la Comuna 4 es la que más casos de coronavirus tiene y reitera que la mayor circulación del virus se da en el sur de la Ciudad. Pasa con el Covid 19 lo que pasa con la mayoría de los problemas en la Ciudad: los que más sufren son los barrios más vulnerables. El Covid no discrimina por clases sociales peor pega más fuerte en los que menos tienen.
El doble de porteñas y porteños necesitan del Estado para poder comer
Los comedores escolares y la provisión de viandas en los establecimientos públicos porteños se encuentran en el ojo de las críticas de la comunidad educativa durante los últimos años. Las y los docentes han denunciado que los alimentos que llegan a las escuelas muchas veces están en mal estado y a la par, el gobierno porteño paga sobreprecios por los mismos. Diversas organizaciones y la oposición han insistido en la necesidad de implementar una tarjeta alimentaria para evitar los sobreprecios o el mal estado de bienes esenciales a través de intermediarios.
Pero el Ejecutivo se rehúsa a llevar más transparencia en algo tan sensible como la alimentación. Mientras tanto, es frente al aislamiento obligatorio se ha profundizado y agrandado aún más la brecha en materia de derechos sociales, siendo los menores uno de los sectores más castigados por la desigualdad.
Ese escenario es esperable en muchos lugares, pero no en el distrito más rico del país que tiene un PBI sólo comparable con el de una ciudad nórdica de Europa. Sin embargo, en la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, el desempleo entre los menores de 30 años asciende a casi el 18%.
Bajo la administración porteña hay 471 comedores comunitarios y 16 centros de primera infancia desde donde se ayuda a los grupos más vulnerables que viven en Capital Federal. Si en marzo 90 mil adultos y 12 mil niños, es decir, 102 mil personas necesitaban de la asistencia del Estado para poder alimentarse, a fines de junio ya son más de 300 mil las porteñas y porteños que necesitan no sólo un plato de comida por día sino también la ayuda con bolsones alimentarios.
A Rodríguez Larreta y su gabinete les preocupa que entre abril y junio, la recaudación cayó 30% en promedio, pero éste no es un problema exclusivo de la Ciudad o de nuestro país, sino que alcanza al mundo entero. Sin embargo, cabe preguntarse una vez más dónde se direccionarán las prioridades, las políticas públicas y los recursos en el nuevo escenario que deje el Covid-19.
Agenda oficialista en la Legislatura con dádivas mínimas y nuevos retrocesos
La legislatura porteña sesionó para tratar un plan de “alivio fiscal” que prevé la condonación por dos meses del pago del ABL, créditos del Banco Ciudad a una tasa del 12% y suspensión de las ejecuciones judiciales, entre otros puntos para los comercios considerados “no esenciales” ante el aislamiento social, preventivo y obligatorio impuesto por la pandemia coronavirus.
Ahora bien, cabe preguntarse el alcance de estas medidas en una Ciudad donde más de 22 mil comercios cerraron definitivamente porque el gobierno porteño no les brindó asistencia económica ni en el aislamiento ni en los cuatro años de retroceso económico que vivió el país y la Ciudad mientras gobernó Mauricio Macri.
Es tan sólo un plan generalizado y de poco alcance, pues no pagar el ABL por dos meses resulta insignificante y los créditos son insuficientes considerando los recursos que tiene la Ciudad más rica del país. Los legisladores del Frente de Todos han presentado una serie de proyectos específicos de alivio, por ejemplo para librerías independientes y bares notables, advirtiendo que hay que proteger también a la cultura.
Sucede que el aumento del ABL y los impuestos a los más débiles son una política continúa de la gestión actual desde hace 13 años, sino que desde este año en Buenos Aires el ABL aumenta mensualmente al ritmo de la inflación, mientras eso presupuestariamente no se refleja sobre la educación o la salud, sino que son ajustadas constantemente en la misma lógica de gobierno.
Las legisladoras y legisladores debatirán también la regulación del funcionamiento de las aplicaciones de deliverys. El oficialismo pretende imponer una norma propia, pero los sistemas de distribución que pretenden regularse están objetados por sindicatos que agrupan repartidores y mensajeros, al entender que se trata de una medida que va a precarizar sus condiciones de trabajo.
El bloque del Frente de Todos firmó un despacho en minoría solicitando el archivo del expediente. Cabe recordar que en el inicio del confinamiento, la legisladora Lucía Cámpora presentó un proyecto para que las empresas de servicios de transporte de alimentos y bienes habilitadas dentro del marco del aislamiento social, preventivo y obligatorio garanticen el suministro de elementos de higiene básica a sus repartidores. Sin embargo, es otra normativa que el oficialismo se negó a tratar.
En este sentido, los repartidores de delivery ya han hecho distintos paros y movilizaciones, exigiendo aumento en los pagos por pedido y que se les garanticen elementos de seguridad e higiene para poder seguir desarrollando su actividad en el marco de la pandemia. Como consecuencia, los repartidores volvieron a marchar esta vez frente a la Legislatura.
Necesidades más insatisfechas que nunca
La nueva fase viene a consolidarse en una Ciudad de Buenos Aires con las necesidades básicas más insatisfechas que nunca, es lógico que nos preguntemos cómo se administrarán no sólo las demandas vinculadas a la recreación, sino también los derechos esenciales que vienen siendo desatendidos desde hace casi 13 años.
Se abre también la duda de cómo se abordará el Covid en los barrios del sur, donde los focos epidemiológicos se encienden con más fuerza como consecuencia de la desidia y el abandono de años. No olvidemos que junto a la pandemia, estamos atravesando la epidemia silenciosa del dengue.
Por qué no llevar más transparencia a algo tan sensible como la alimentación, no sólo en su alcance en las escuelas y en los comedores, sino también en la imperiosa urgencia de abordarla desde la soberanía alimentaria. Por qué no se escucha a una oposición que pretende acompañar y dar respuesta a estas necesidades insatisfechas, que viene a visibilizar lo invisibilizado en un escenario donde el oficialismo porteño se embandera en un discurso acuerdista y puertas adentro calla y silencia.