Basura 0. Crónica de un final incendiado
La producción de residuos es una característica común de toda comunidad humana, por lo que su disposición final tiende a ser un problema a medida que las aglomeraciones urbanas crecen en tamaño. La ciudad de Buenos Aires no es una excepción en este sentido.
La ley de basura 0, allá por el año 2005, resultó ser un logro en política ambiental y un ley de vanguardia en lo que respecta al tratamiento de Residuos Solidos Urbanos (RSU) para la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Una conquista de organizaciones ambientalistas por un lado, y un logro también de una gran masa de personas que a raíz de la crisis del 2001 habían quedado marginados del tejido social, los cartoneros.
El alcance de la ley atacaba diversos problemas a los que se enfrenta una Ciudad de la magnitud de la C.A.B.A. La incapacidad para administrar y dar disposición final dentro de su distrito a los residuos generados, a establecer una política ambientalista basada en la Economía Circular, la inclusión social de los recuperadores urbanos como actores principales para la consecución de los objetivos planteados.
Esta ley promulgada en 2005 terminó siendo reglamentada en el año 2007 con el inicio de gestión de Mauricio Macri como Jefe de Gobierno. En su primer ejercicio al frente del Ejecutivo en un distrito como la Ciudad de Buenos Aires, el Pro levantó las banderas del ambientalismo. En esa reglamentación, se plantearon los objetivos a cumplir en materia de reducción de disposición final de Residuos Solidos Urbanos, como así también se establecieron las diversas políticas y acciones que debía implementar el Ejecutivo para cumplimentar dichas metas.
La ley nº 1854 era una ley marco que establecía los presupuestos ambientales mínimos, como así también las metas y objetivos a mediano y largo plazo de reducción de la contaminación.
- Realiza nuevas clasificaciones: A). Residuos sólidos urbanos secos (los susceptibles de ser reciclados) y húmedos (los orgánicos biodegradables). B). Generadores de RSU individuales e industriales.
- Incorpora el concepto de “relleno sanitario” en la disposición final: “técnica para la disposición final de los RSU en el suelo, sin ocasionar peligros para la salud y reduciendo su volumen al mínimo practicable”.
- “Basura Cero”: es un principio de reducción progresiva de disposición final de los RSU, con plazos y metas concretas (tomando como base los niveles enviados al CEAMSE en 2004): Reducción de 30% para 2010, 50% para 2012, 75% para 2017. Asimismo, se prohibía la disposición final de materiales reciclables para 2020.
Incineración vs. Reciclaje
Pero a 11 años de la reglamentación de la ley nº 1854 de Gestión de Residuos Sólidos Urbanos y ante el fracaso de dicha implementación, el ejecutivo de la ciudad llevó a la Legislatura Porteña una modificación de la ley que habilita a la ciudad a quemar la basura bajo el eufemismo de “Termovalorización”. La Termovalorización no es más ni menos que la incineración de la basura para “aprovechar” el valor energético de los materiales. Pero ¿Cómo se llegó a esto?
No se cumplieron las metas de recuperación y reciclado de residuos planteados en la reglamentación de la ley. Los diferentes gobiernos del Pro (primero Macri y ahora Rodriguez Larreta) se encargaron de maquillar la gestión de los RSU aplicando bonitos slogans, vacíos de contenidos, pero principalmente vacíos de Políticas de Estado que, más temprano que tarde, perjudicaron a los vecinos. El texto era claro, era una buena ley que servía como marco para otras leyes que redunden en el cumplimiento efectivo de la norma. Pero el principal problema es que nunca hubo una voluntad política para cumplirla correctamente, para cumplimentar los objetivos planteados.
A la falta o insuficiente inversión en el área, hay que sumarle la cantidad de cambios de responsables del aérea a lo largo de estos 11 años. 11 años de idas y vueltas, de trasladarle la responsabilidad absoluta el vecino. La separación en origen es responsabilidad del ciudadano, es verdad, pero si el Estado no articula los medios correctamente, los esfuerzos de los porteños resultan en vano.
Pero… Que implica la Termovalorización
En julio de 2018 nos visitó Paul Connett, profesor de química especializado en química medioambiental y toxicología, padre de la teoría de Basura 0 y de la economía circular y declarado visitante ilustre por la Legislatura Porteña, que en una magistral presentación puso algo más de luz al debate sobre Quemar basura o no.
Dioxinas – lo más preocupante para la salud
¿Qué quieren hacer con la basura? Nuevamente los eufemismos y las frases marketineras, el duranbarbismo explícito aplicado a la incineración la denominan “TERMOVALORIZACIÓN”, que no deja de ser INCINERACIÓN con las consecuencias que ello implica. Estudios realizados por Paul Connett, demuestran que la instalación de estas plantas ya sea en área urbana o no, liberan grandes cantidades de sustancias altamente tóxicas y que estas persisten en el aire.
Estas emisiones, además de contribuir al efecto invernadero, despiden partículas diminutas (nanoparticulas) que no son capturadas de manera eficiente por los dispositivos de control de la contaminación y escapan a los filtros colocados en las plantas. Estas nanoparticulas quedan suspendidas por largo tiempo en el aire y se trasladan largas distancias. Es por ello que pueden afectar aéreas rurales como áreas urbanizadas. Pero lo más alarmante de estas sustancias tóxicas es que por su tamaño y sus características, al ser tan pequeñas, atraviesan fácilmente la membrana pulmonar. Una vez que las nanopartículas ingresan en el torrente sanguíneo pueden atravesar fácilmente las membranas de cada tejido del cuerpo. En áreas urbanas aumentan las partículas y los niveles de mortalidad y morbilidad.
Esto en función a la relación directa de las dioxinas con los humanos, pero estudios constataron que las dioxinas se acumulan también en al grasa animal. Un litro de leche de vaca puede contener la misma dosis de dioxinas que respirar el aire con dioxinas durante OCHO MESES junto a la vaca (Connett and Webster, 1987).
A modo de ejemplo, en un día una vaca pastando acumula en su cuerpo tantas dioxinas (producidas por una planta de termovaloración) como un ser humano en 14 años respirándolas (McLachlan, 1995). Estas dioxinas se acumulan de forma continua en la grasa del cuerpo humano. Un hombre no puede eliminarlas, pero una mujer sí puede, teniendo un bebé. Así la mayor dosis de dioxinas va al feto y después al recién nacido con la lactancia maternal. Las dioxinas resultan ser un poderosos disruptor hormonal (es una substancia química, ajena al cuerpo humano o a la especie animal a la que afecta, capaz de alterar el equilibrio hormonal de los organismos de una especie, es decir, de generar la interrupción de algunos procesos fisiológicos controlados por hormonas, o de generar una respuesta de mayor o menor intensidad que lo habitual. La comunidad científica alerta de que los compuestos químicos de naturaleza artificial interfieren en los sistemas metabólicos humano y animal, alterando tanto el crecimiento como la reproducción, afectando la fertilidad, mal formaciones y causando enfermedades como el cáncer.
Pero el problema de la incineración no termina ahí. Por cada 4 toneladas de residuos se genera una tonelada de residuos quemados y la incineración no se deshace de los rellenos sanitarios. Estos residuos cuyo resultado serán cenizas, son aún más peligrosos, extremadamente contaminantes y requieren un tratamiento especial para su guarda ya que enterrarlos implica un costo aún mayor. El tratamiento de estos residuos supone el riesgo de daños irreparables para la tierra y el agua que impacta hasta kilómetros de distancia del lugar de disposición final. ¿Dónde van a ir las cenizas tóxicas en Buenos Aires?
El costo de las plantas y la generación de trabajo.
La instalación de estas plantas de incineración implica un alto costo, tanto en la construcción misma como en los resultados que puede generar. Ya enunciamos los efectos nocivos en la salud, pero también hay que destacar que resulta la forma más cara de manipular la basura y resulta también el modo más caro de generar electricidad. Es decir que el beneficio que otorga este tipo de tecnología no resulta conveniente para los contribuyentes de la ciudad.
Por otro lado, la implementación de la “termovalorización” ata de manos y de pies al Estado a un contrato por muchísimos años. ¿Por qué? Porque para que resulte rentable, la empresa elegida obliga al Estado por contrato a abastecer de “materia prima” (basura) por aproximadamente 30 años. “Un incinerador tiene que ser abastecido por 20 a 30 años y para ser rentable necesita un enorme cantidad de residuos de una amplia región. Esto implica que por 20 a 30 años se desincentiva la innovación y las alternativas para tratar los residuos para abastecer al monstruo que se instaló” (Ludwig Kraemer, ex Responsable de Manejo de Residuos de la UE, BBC 1 Panorama Documentary “Rubbish”). Y si el Estado no logra proveer la basura necesaria para el funcionamiento de la planta, deberá indemnizar a la empresa. En definitiva es un negocio redondo para quien decida quemar basura.
Pero además tenemos que analizar qué tipo de basura resulta conveniente para “generar” energía. Y la respuesta nos sorprenderá… Plásticos, papel y cartones, es decir los Residuos Solidos Urbanos reciclables, lo cual hace que compita directamente con el compostaje, el reciclado y la reutilización.
Una planta de Incineración generaría aproximadamente 80 puestos de trabajo, muy pocos puestos para la erogación de dinero que implica dicha construcción. Y, como dijimos anteriormente, la materia prima a quemar es el RSU reciclabe. Por ende, atenta a las fuentes de trabajo de los recuperadores urbanos y a toda la industria del reciclaje montada. Estamos hablando solo en C.A.B.A de 3000 recicladores urbanos registrados y mas de 2000 puestos de trabajo en empresas dedicadas a la recuperación y reutilización de estos residuos.
A modo de ejemplo traemos un caso que nos presentó Paul Connett:
La planta de incineración de Brecia tuvo un costo de construcción de USD 400.000.000 y solo generó 80 puestos de trabajo fijos. Comparémoslo con el programa de Basura Cero de Nova Scotia (Canadá): redujeron la cantidad de basura enviada a los rellenos sanitarios un 50% en 5 años. (Halifax ~ 60%). Esto produjo 1000 empleos en la recolección de residuos y su posterior tratamiento y otros 2000 puestos de trabajo en las industrias que utilizan el material reciclado.
Conclusión: la incineración es inflexible y deja a las comunidades atrapadas en contratos a muy largo plazo y económicamente perjudiciales.
Economía Lineal vs. Economía Circular.
Economía Lineal
Para entender el concepto de economía circular es necesario entender que actualmente se vive en un paradigma de modelo económico lineal[1]:
PRODUCIR -> CONSUMIR -> DESECHAR
Los últimos 150 años de evolución industrial han estado dominados por un modelo de producción y consumo lineal. Los bienes son producidos a partir de las materias primas, vendidos, utilizados y finalmente desechados como residuos.
La incineración promueve la política de Economía Lineal, es decir la extracción, producción, utilización y posterior descarte, ya sea a un relleno sanitario o bien a la quema de dicho material. Esto implica que el ciclo comience otra vez. Nueva extracción, producción, uso y descarte, y así sucesivamente. La economía lineal resulta altamente anti-ecológica y un derroche de energía comparado con el reciclaje. ¿Por qué? Porque el proceso de extracción de la materia prima virgen y producción de bienes de manufactura requiere mucha más energía que la posible energía recuperada por la “termovalorización”. Y todo esto sin contemplar con los efectos al calentamiento global (residuos sólidos, contaminación del aire, contaminación del agua y dióxido de carbono) que estos procesos generan. Se intenta justificar tamaña inversión diciendo que se va a pagar con la generación de electricidad, el famoso waste-to-energy. Pero lo que no quieren decir es que el watt producido por valorización energética (incineración de basura) es el más caro de los producidos por fuentes térmicas (fuente: informe la Agencia Ambiental de EEUU). Y en su cálculo, evitan considerar el ahorro energético que significa la producción de bienes con materiales reciclables, sin contar el ahorro de recursos naturales que significa el reciclaje.
Por lo tanto el argumento de generación energética por la vía de la quema de basura debería quedar descartado de plano. Los incineradores modernos intentan perfeccionar una mala idea. Nuestra tarea no es encontrar mejores formas de destruir materiales de descarte sino dejar de producir envases y productos que tengan que ser destruidos.
El saber popular de los millenials y las nuevas formas de comunicación nos brindan esta imagen como síntesis para ejemplificar esto.
Cada tonelada que enterramos o quemamos nos lleva hacia la dirección opuesta. El problema de la basura no se resuelve con mejor tecnología sino con mejor organización, mejor educación y mejor diseño industrial.
Economía Circular
PRINCIPIOS DE LA ECONOMÍA CIRCULAR
El modelo Economía Circular es un concepto económico que tiene como eje la sostenibilidad a largo plazo. Su objetivo es priorizar el valor de los productos, los materiales y los recursos (agua, energía, etc.) para que se mantengan en la economía durante el mayor tiempo posible y que se reduzca al mínimo la generación de residuos.
Para ello es necesario un cambio en la lógica actual de la producción y el consumo (cómo las personas se vinculan con los bienes).
El modelo de Economía Circular es uno de los 7 puntos de la estrategia de “Europa 2020” cuyo objetivo es lograr un crecimiento económico inteligente, sostenible e integrador. Y en ese sentido utilizar eficazmente los recursos para reducir la generación de residuos, que constituye un problema estructural a nivel mundial, para que dé un gran impacto ambiental y brinde beneficios para la salud de la población.
LA SOLUCIÓN DE BASURA CERO en 10 PASOS:
- Separación en origen – Papel y cartón – Plásticos – Vidrios – Residuos orgánicos.
Responsabilidad de los ciudadanos/consumidores: entre los consumidores, la participación en una economía circular puede materializarse en acciones como la de separar de la basura lo que es reciclable y en las decisiones responsables a la hora de comprar.
- Recogida Puerta a Puerta.
El Estado organiza y articula el sistema de recolección de residuos en forma ordena y por tipos de RSU para su correcta distribución.
- Compostaje.
Ya sea doméstico (ciudadano) o la instalación de plantas de compostaje por parte del Estado.
- Reciclaje / Centros de Reutilización y reparación (Centros comunitarios).
El Estado provee de Centros de Reciclaje para clasificar los de residuos según su tipo, reciclando y reutilizando los RSU obtenidos.
- Reutilización, Reparación y Deconstrucción.
La nueva materia prima obtenida (reciclada) llega a manos de las empresas que se dedican a reconvertirla en nuevos materiales.
- Incentivos Económicos.
Intervención del Estado para promover y concientizar al ciudadano. Para premiar o penalizar en función al nivel de generación de basura.
- Iniciativas de Reducción de la Basura.
Políticas desde el Estado para reutilizar materiales. Ej: el cobro de las bolsas plásticas, la utilización de bolsas ecológicas y la compra de productos a granel (detergente, shampoo, etc.).
- A) Planta de depuración de materiales de rechazo.
Es un paso fundamental para el éxito del programa de Basura 0.
Luego de la separación en origen y de la distribución a los diferentes centros de reciclaje, el RSU sobrante pasa por otro filtro para recuperar aquello pausible de ser reciclado y que la materia orgánica sucia se procese para estabilizarla biológicamente.
- Deberán ser instaladas EN FRENTE de los rellenos sanitarios
- La basura no puede ir directa al relleno. Primero debe pasar por la planta de depuración.
B) Creación de un Centro de Investigación Basura Cero
Dar lugar a centros de investigación y universidades para el estudio y el desarrollo de mejores prácticas para la optimización y reducción de la basura.
- Mejor Diseño industrial
En el mundo de las empresas, se trata de que la forma en que se concibe el negocio incluya el propósito de respetar el medio ambiente, mediante un diseño del proceso de producción que evite en la medida de lo posible los desperdicios (vendiendo a otras industrias recortes de materiales, por ejemplo, y procurando que los insumos sean rescatables y reciclables). La responsabilidad de las empresas en la gestión de los residuos se inicia en la manera en que diseñan sus ciclos de producción y en los materiales elegidos. Debe haber una estrategia en la que, desde la concepción y el propio diseño del producto, se consideren cada una de las fases: extracción de la materia prima, procesamiento, utilización, reutilización, reciclaje.
Desde el Estado, tener una política orientada a las regulaciones y los incentivos para el reciclaje a través de leyes que regulen a las empresas cómo por ejemplo la Ley de Envases o la Ley de Residuos tecnológicos.
- Relleno sanitario temporario
Un relleno sanitario interino para la fracción orgánica estabilizada biológicamente.
Como conclusión, la implementación de una política de Economía Circular redunda en mejoras para la economía (más puestos de trabajo y desarrollo industrial), en salud (menos tóxicos en el aire), promueve la investigación de las universidades y resulta muchísimo mejor para lograr un planeta más sustentable.
[1] Fundación Ellen MacArthur, en colaboración con McKinsey & Co, en 2012 y 2013 https://www.ellenmacarthurfoundation.org/assets/downloads/publications/Executive_summary_SP.pdf